Como una paradoja que reflejó el último año de Independiente, la noche comenzó en forma trágica y con un frente de tormenta verdaderamente amenazante. Tal cual fue la primera parte del 2013, donde el sufrimiento y el mal clima predominaron claramente.
Con el paso del tiempo, y el esfuerzo y asimilamiento de todo el mundo rojo, la cuestión se comenzó a acomodar de a poco y la tranquilidad llegó con creces. Los 90 minutos frente a Instituto se asemejaron al comienzo, desarrollo y final de este 2013.
Continuando con las comparaciones, hoy Independiente es un espejo de su gente. Los jugadores, en el verde césped, van al ritmo de los nervios y latidos de los hinchas. Tras un gran golpe y no saber para donde disparar, hoy plantel y simpatizantes encontraron un lugar de seguridad y calma. Que no implica brillo y lujo pero que conforma largamente y nos llena de expectativas.
Ahora bien, todo muy lindo hasta aquí, pero nuestra imponente y envidiada historia nos obliga a seguir creciendo, a no estancarnos en determinada situación, por lo tanto a pensar ya mismo en el futuro, a mediano y largo plazo.
A fin de año, el reglamento dará la posibilidad de dos incorporaciones. Sin descuidar la finalización del 2013, Omar De Felippe ya debería pensar y analizar seriamente con qué nombres suplir el mayor déficit que hoy demuestra Independiente: la creación de juego.
Más allá de una visible mejoría general, es bastante visible que al Rojo le sigue costando generar situaciones. Es un hecho que con Daniel Montenegro y el joven Matías Pisano no bastan para gestar en los último metros.
Estamos bien. No nos quedemos con eso y miremos para adelante. La gloria nos espera una vez más. Ya nos reencontraremos. Paciencia y trabajo.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO - @GastonIbarra