Qué difícil se hace poner en palabras lo que pasa por la cabeza del hincha de Quilmes hoy. Empieza la semana y uno quiere hablar de si salió de joda, del temporal, del calor, del frío, del dólar, de cocina. Hay que hacerse el interesado en los demás temas para que no se note que en realidad, nos da bronca hablar de fútbol. Se quiere tocar cualquier tema menos que la campaña es malísima; que la defensa duerme en la marca y la reacción; que cuesta horrores meter un gol; que encima de que somos limitados de por sí, los árbitros nos empernan y a nadie le molesta porque total, si Quilmes se tiene que ir al descenso, ya está acostumbrado. Todas cosas que pasan siempre. En el capítulo de hoy: Gimnasia, en La Plata.
Cuando había que estar despiertos, El Cervecero no lo estuvo y El Lobo, de madrugada nomás, ya nos empezó a ganar con un centro atrás y definición de taco. Solo, sin marca. ¿Me sorprende? No. De entre la bronca, empatamos injustamente con un golazo de afuera y, cuando gracias a ese golpe anímico empezábamos a merecer más, Pezzotta vio que Romero se comió otro tipo de golpe, un codazo en la jeta, y se hizo el otro. ¿Penal? Penalazo. ¿Lo vio? Sí. Pero, ¿para qué cobrarlo si después puedo ir y pedirle disculpas al jugador? O sea, es casi lo mismo, ¿no? Ridículo, maestro. Me encantaría saber de qué me sirve que el tipo se disculpe con el jugador, si eso no da la posibilidad de hacer un gol en un momento clave. Ya pasó de moda eso de “para que te cobren un penal, te tienen que matar en el área”, ahora ni siquiera eso. Este finde, codazo en la mandíbula (ahora que me acuerdo, eso también es expulsión); el finde pasado, patadón en la rodilla. Siga, siga, total se lo hicieron a Quilmes.
Entretiempo, momento en el cual los equipos tienen que descansar, pero a nuestros jugadores se les fue la mano y directamente se volvieron a dormir. Arrancó el segundo tiempo y al toque nos volvieron a clavar. No importa cuánto se practique en la semana la pelota parada, siempre pero siempre nos cabecean solos. No importa cuan buena sea la intervención del arquero, así saque una imposible, el nuestro nunca despeja y algún contrario está siempre más atento para mandarla a guardar igual. De esa combinación repetitiva de errores, salieron dos goles de Gimnasia.
Basta, tenemos 20 puntos y queda solamente una fecha. Había que sacar 25, rogaba llegar a 24 y ahora pido que ojalá lleguemos a 23 para más o menos andar el semestre que viene. El detalle es que viene River al Centenario, y no importa que ande mal, sigue siendo River y nosotros somos de esos que no suelen saber aprovechar los malos momentos ajenos. Se viene áspero el cierre del Inicial.
ADELANTADO CERCEVERO – http://twitter.com/adrian28qac