La ciclotimia es el cambio abrupto de estados de ánimo en una persona, que puede pasar de estar muy feliz a deprimirse, estar mal. Ahora, ¿qué tiene que ver esto con Talleres? A lo que voy, estimado lector, es cómo cambia el equipo entre un tiempo y el otro: en el PT es de los mejores del torneo. Deja una buena imagen, por lo general va ganando o, sino, se lo merece. Juega bien y es superior al rival. La gente chocha se sienta en el entre tiempo para comentar entre ellos todo lo bueno que vio en los primeros 45 minutos.
Ahora, en el complemento la cosa es distinta. Si va ganando, por lo general, espera cerca del arco de Santillo buscando meter alguna contra y al final lo embocan. Si va empatando o perdiendo, se olvida de defender y lo liquidan. Con sólo decir que estamos arriba de San Carlos en la tabla de los segundos tiempos, no hace falta agregar más nada. ¿Por qué pasa esto? Es complicado saberlo. Cuestión de concentración, de estado físico, malos cambios o planteos y así puedo seguir con las suposiciones sin nunca encontrar una exacta.
¿Por qué escribo esto? Porque nos viene sucediendo varias veces y es un problema que no hay que pasar por alto. Quizás esa sea la razón por la cual tengamos una campaña muy irregular, en la que, sin duda, merecemos estar algunas posiciones más arriba. Pero, de más esta decirlo, los partidos duran 90 minutos y por errores infantiles nos hemos ido con las manos vacías varias veces. Partido contra Crucero (derrota al último), Ferro (empate al último), contra IACC (derrota al último), contra Huracán (ST para el olvido), entre otros, son algunos ejemplos de lo mal que jugamos los complementos. Fácil, podríamos tener entre 5 y 10 puntos más.
Y esto pasó el último fin de semana ante el puntero Banfield: jugamos un PT casi perfecto, tuvimos tiros en los palos y Bologna fue decisivo. Hicimos dos goles y pudimos haber hecho alguno más. El palo también nos salvó a nosotros, pero en líneas generales, fuimos superiores. Y, como es el trastorno de la ciclotimia, de un estado de ánimo óptimo, pasamos a uno preocupante, depresivo: el Taladro en la segunda etapa fue mejor, nos puso contra el arco y Santillo fue figura. Le faltó sacar la última pelota, pero no le podes reprochar nada. Y, para demostrar que últimamente no ligamos y la suerte no pasa por Barrio Jardín, nos dio otro tiro en el palo en el último minuto.
En el Argentino A el equipo se caracterizó por el resto físico que tenía sobre sus rivales, que cuando no les daban las piernas, los de Talleres todavía corrían como si recién hubiese empezado el partido. Ahora la cosa es diferente y, como dije, no se sabe cuáles son las razones específicas. Puede ser que te pase un par de veces, pero nos pasó en reiteradas oportunidades y por eso estamos mirando de reojo a la tabla del descenso. Es un aspecto a corregir en de cara a la segunda rueda, así terminamos el torneo sin sufrir demasiado. Pero nuestro objetivo inmediato es llegar a los 28 puntos y para eso hay que ganarle el próximo sábado a Villa San Carlos en Berisso, que todavía no sabe lo que es un triunfo. Espero que Sialle encuentre la cura para este trastorno.
Por lo menos así lo siento yo.
Ahora, en el complemento la cosa es distinta. Si va ganando, por lo general, espera cerca del arco de Santillo buscando meter alguna contra y al final lo embocan. Si va empatando o perdiendo, se olvida de defender y lo liquidan. Con sólo decir que estamos arriba de San Carlos en la tabla de los segundos tiempos, no hace falta agregar más nada. ¿Por qué pasa esto? Es complicado saberlo. Cuestión de concentración, de estado físico, malos cambios o planteos y así puedo seguir con las suposiciones sin nunca encontrar una exacta.
¿Por qué escribo esto? Porque nos viene sucediendo varias veces y es un problema que no hay que pasar por alto. Quizás esa sea la razón por la cual tengamos una campaña muy irregular, en la que, sin duda, merecemos estar algunas posiciones más arriba. Pero, de más esta decirlo, los partidos duran 90 minutos y por errores infantiles nos hemos ido con las manos vacías varias veces. Partido contra Crucero (derrota al último), Ferro (empate al último), contra IACC (derrota al último), contra Huracán (ST para el olvido), entre otros, son algunos ejemplos de lo mal que jugamos los complementos. Fácil, podríamos tener entre 5 y 10 puntos más.
Y esto pasó el último fin de semana ante el puntero Banfield: jugamos un PT casi perfecto, tuvimos tiros en los palos y Bologna fue decisivo. Hicimos dos goles y pudimos haber hecho alguno más. El palo también nos salvó a nosotros, pero en líneas generales, fuimos superiores. Y, como es el trastorno de la ciclotimia, de un estado de ánimo óptimo, pasamos a uno preocupante, depresivo: el Taladro en la segunda etapa fue mejor, nos puso contra el arco y Santillo fue figura. Le faltó sacar la última pelota, pero no le podes reprochar nada. Y, para demostrar que últimamente no ligamos y la suerte no pasa por Barrio Jardín, nos dio otro tiro en el palo en el último minuto.
En el Argentino A el equipo se caracterizó por el resto físico que tenía sobre sus rivales, que cuando no les daban las piernas, los de Talleres todavía corrían como si recién hubiese empezado el partido. Ahora la cosa es diferente y, como dije, no se sabe cuáles son las razones específicas. Puede ser que te pase un par de veces, pero nos pasó en reiteradas oportunidades y por eso estamos mirando de reojo a la tabla del descenso. Es un aspecto a corregir en de cara a la segunda rueda, así terminamos el torneo sin sufrir demasiado. Pero nuestro objetivo inmediato es llegar a los 28 puntos y para eso hay que ganarle el próximo sábado a Villa San Carlos en Berisso, que todavía no sabe lo que es un triunfo. Espero que Sialle encuentre la cura para este trastorno.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ALBIAZUL
