Habíamos ganado, sí señores, después de un primer tiempo sombrío plagado de errores en casi todas las líneas. Ni hablar de Balbi (¿recuerdan a Faccioli?), lamentablemente el pibe no creo que vuelva a jugar en Lanús después de eso. Pero la diferencia esta vez estuvo en el técnico, que no le tiembla el puso para borrar o prender fuego a un jugador si es necesario para ganar el partido. Fue así como sacó al tres y metió al “Marciano” y el partido fue todo nuestro.
Lo ganó Lanús porque le sobra equipo, porque tiene a un “Nueve de Oro”, porque los pibes se bancaron el medio campo a puro fútbol, porque entró Lautaro y contagió al resto y porque tenemos los huevos más grande de todo el Sur. Sí, soy de Lanús y entiendo tu en”B”idia. Porque somos el club de barrio más grande del mundo. Porque confiamos en un proyecto a largo plazo, por todo eso y mucho más, se ganó el partido que nos dejó a dos del puntero.
Como diría el gran Ramón, la realidad marca que estamos a dos puntos del puntero a falta de nueve (la chance de ganar el torneo es real), que jugamos semifinal de Copa Sudamericana y que sobra equipo para ir por todo. La ilusión que tengo es inevitable, mejor dicho inaguantable. El jueves no podré viajar a Paraguay pero mi corazón va en el bolso del “Laucha”, ¿saben por qué?