Es de público conocimiento que el Mundo Talleres es muy cambiante. A saber: un día sos el mejor de la historia y al otro el peor que alguna vez pisó el club. Se aplica para los dirigentes, el cuerpo técnico y los jugadores, por lo general. En estas líneas, señor lector, voy a aplicar este refrán del lunfardo argentino a lo demostrado futbolísticamente en la semana. Voy a asignar adjetivos calificativos a cada uno: la cal, en este caso, sería lo malo. La arena sería su antítesis, es decir, lo bueno.
Dicho esto, comienzo mi análisis: el miércoles, ante Atlético Tucumán, fuimos la cal. Debe ser el peor partido que jugamos en esta temporada de la PBN. Sin ideas de juego, fuimos Deportivo Pelotazo y el Decano nos ganó sin hacer mucho, lo que genera más bronca todavía. Para sintetizar, ver el partido de Talleres fue un dolor de ojos. El descontento del público Albiazul no se hizo esperar y pidieron la cabeza de Sialle, quién se puso un ultimátum a su contrato como técnico si no conseguía un “buen” resultado ante Independiente Rivadavia.
Y el domingo, es decir 3 días y un poco más del paupérrimo partido en Tucumán, fuimos la arena. Me animo a decir que fue el mejor partido de la temporada y, sino, está en el podio sin dudas. Dominamos las acciones, creamos muchas situaciones de gol, reaparecieron algunos jugadores que venían cumpliendo pobres actuaciones y, en general, el equipo fue figura. El 3 a 1 final pudo (y tuvo) que ser más abultado para el local.
Es difícil pensar que en unos días se pueda jugar el peor y el mejor partido del torneo. Algo difícil, ya que requiere un cambio rotundo de actitud y concentración en los jugadores, que poco tiempo es complicado que se dé. Pero en el Mundo Talleres todo es posible y quedó demostrado de nuevo. En un abrir y cerrar de ojos pasó de ser un equipo sin ideas a uno que daba gusto ver en la cancha. Uno escuchaba en la popu que preguntaban “Che, ¿estamos viendo a Talleres”? Claro, lamentablemente no estamos acostumbrados a ver semejante actuación. Pero aclaro, no fuimos el Barcelona ni mucho menos, pero el hincha me va a entender. Tantas veces se fue puteando o preocupado por el rendimiento, el domingo se fue con una sonrisa y un sentimiento algo extraño, sin sufrir demasiado y conforme con lo visto.
Fuimos cal y fuimos arena en estos dos partidos. Está de más decir que espero que sigamos siendo la segunda ya que vamos a ganar más de lo que vamos a perder. Tomando la iniciativa, ganando por los costados, siendo verticales en la ofensiva y seguros en la defensa son las claves por la que Cacho Sialle sigue siendo el técnico y que ahora intentará revalidar esta actuación ante Huracán, el próximo lunes en el Ducó. Porque es positivo haber sido cal y pasar a ser arena, demuestra una mejoría. Pero si es al revés, la preocupación y el dramatismo volverán a rondar por Barrio Jardín. Hay que empezar a redondear una regularidad que nos permita pensar más en el ascenso que en la calculadora.
Por lo menos así lo siento yo.
Dicho esto, comienzo mi análisis: el miércoles, ante Atlético Tucumán, fuimos la cal. Debe ser el peor partido que jugamos en esta temporada de la PBN. Sin ideas de juego, fuimos Deportivo Pelotazo y el Decano nos ganó sin hacer mucho, lo que genera más bronca todavía. Para sintetizar, ver el partido de Talleres fue un dolor de ojos. El descontento del público Albiazul no se hizo esperar y pidieron la cabeza de Sialle, quién se puso un ultimátum a su contrato como técnico si no conseguía un “buen” resultado ante Independiente Rivadavia.
Y el domingo, es decir 3 días y un poco más del paupérrimo partido en Tucumán, fuimos la arena. Me animo a decir que fue el mejor partido de la temporada y, sino, está en el podio sin dudas. Dominamos las acciones, creamos muchas situaciones de gol, reaparecieron algunos jugadores que venían cumpliendo pobres actuaciones y, en general, el equipo fue figura. El 3 a 1 final pudo (y tuvo) que ser más abultado para el local.
Es difícil pensar que en unos días se pueda jugar el peor y el mejor partido del torneo. Algo difícil, ya que requiere un cambio rotundo de actitud y concentración en los jugadores, que poco tiempo es complicado que se dé. Pero en el Mundo Talleres todo es posible y quedó demostrado de nuevo. En un abrir y cerrar de ojos pasó de ser un equipo sin ideas a uno que daba gusto ver en la cancha. Uno escuchaba en la popu que preguntaban “Che, ¿estamos viendo a Talleres”? Claro, lamentablemente no estamos acostumbrados a ver semejante actuación. Pero aclaro, no fuimos el Barcelona ni mucho menos, pero el hincha me va a entender. Tantas veces se fue puteando o preocupado por el rendimiento, el domingo se fue con una sonrisa y un sentimiento algo extraño, sin sufrir demasiado y conforme con lo visto.
Fuimos cal y fuimos arena en estos dos partidos. Está de más decir que espero que sigamos siendo la segunda ya que vamos a ganar más de lo que vamos a perder. Tomando la iniciativa, ganando por los costados, siendo verticales en la ofensiva y seguros en la defensa son las claves por la que Cacho Sialle sigue siendo el técnico y que ahora intentará revalidar esta actuación ante Huracán, el próximo lunes en el Ducó. Porque es positivo haber sido cal y pasar a ser arena, demuestra una mejoría. Pero si es al revés, la preocupación y el dramatismo volverán a rondar por Barrio Jardín. Hay que empezar a redondear una regularidad que nos permita pensar más en el ascenso que en la calculadora.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ALBIAZUL
