Semana a semana trato de buscarle la vuelta, de pensar en cosas diferentes y ver desde otro lugar lo que está pasando con All Boys, pero no hay caso. Agarren cualquiera de las últimas cinco notas y un poco más, o un poco menos es todo igual. Un equipo repetitivo, aburrido, carente de casi todo lo que se necesita para intentar salir de esta situación angustiante.
Seguimos jugando a nada, sin ideas, sin proponer e intentando rescatar el puntito de visitante, y si bien esta vez se logró ese “objetivo”, queda claro que empatar no sirve para engrosar el promedio: cosa que al parecer el único que no se enteró, es el hábil declarante Julio César Falcioni.
Pese a no ser santo de mi devoción, al DT del Albo hay que reconocerle que los cambios que hizo el viernes funcionaron. También, el hecho de haber confiado en un juvenil del club como es Jonathan Calleri que, además de hacer el gol, fue el jugador más destacado, muy por encima de los otros diez. Viene cumpliendo muy buenas actuaciones y creciendo semana a semana. Mientras que las “estrellas” que pidió el DT, como Colazo, Benavídez, Cámpora – sobre todo este último- no dan pie con bola, no demuestran nada, ni amor propio, pero siguen siendo titulares.
“Creer o reventar”, señala un dicho popular, y realmente después de la increíble jugada con dos tiros en el palo de Cámpora y dos chances que desperdició Cabrera – y que recorren todos los noticieros deportivos del mundo-, definitivamente no me queda otra que creer, creer en que hay algo o alguien más allá de las espaldas de Campestrini.
Acá seguiremos estoicos los hinchas del Albo, esperando que el equipo cambie la cara, que vuelva al triunfo, que vuelva a jugar, a salir a llevarse por delante al rival, que proponga una idea clara… que vuelva a ser All Boys.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ALBO