Hubo grandes expertos del ajedrez que lograron su título de gran maestro internacional ofreciendo reiteradas tablas ante la menor duda ya que dichas tablas garantizan medio punto y sólo uno el triunfo. Podríamos agregar que la primacía que otorgan las blancas podría equipararse con la “supuesta” ventaja que brinda el balompié cuando un equipo juega de local. Años atrás, cuando en el fútbol, la victoria otorgaba dos puntos, un empate era medio triunfo y se parecía al ajedrez en la repartija. Ahora, las pardas son un tercio; no es lo mismo ganar uno y perder el siguiente que empatar dos veces.
¿A qué apunto? a que, a pesar del momento anímico que se olía en el ambiente, mostaza Merlo ofreció tablas inmediatamente después de igualar el encuentro. Y un empate ya no garpa como antes. Habría preferido arriesgar antes que poner un catenaccio… pero revertió un resultado con una fuerte apuesta (Dinenno) y, seguramente, haya sido lo correcto. Estos partidos antes se perdían.
Astuto como pocos, acaso se dio cuenta de que ese impulso anímico duraría lo que un bife de cuadril en un riacho infestado de pirañas. “Si no puedes vencerlos, empátales” y “más vale pájaro en mano que tres volando”. Quizá se haya quedado con la patética impresión del primer tiempo que fue de lo peor que se vio hasta ahora en el ciclo Merlo. Cuarenta y cinco minutos de terror que podían haber concluido en catástrofe. Tampoco debemos olvidar que jugando bien perdimos contra los molestos bichos colorados del mañoso Caruso.
¿Qué saco en limpio de este partido con vista al futuro inmediato? Que seguimos haciendo agua por los laterales, que eso definió el partido al inclinar la cancha y no lo perdimos por inoperancia ajena. Con la escasa posibilidad de realizar dos incorporaciones en el receso, me inclino a comprar dos equipos y dejar al técnico. Pues hacen falta dos marcadores de punta, un cinco de buen pie que maneje los hilos, un nueve de área y alguien que desborde. El único que cumple su función es Saja: un arquero que ataja. Parece una pelotudez, pero el resto del equipo es “ni”. Ni marco, ni traslado, ni distribuyo, ni cambio de frente, ni defino, ni me proyecto… etc.
Y guarda al piojo, esperemos que esto no sea más de lo mismo y el equipo vuelva a caer en el pozo de donde parecíamos estar emergiendo. Repito, fue lo peor del ciclo Merlo con jugadores irreconocibles como Vietto ¿Este pibe es el mismo del año pasado?
Bueno, roguemos ganar aunque sea dos de los tres que nos quedan y prender varios cirios para sacar no menos de treinta puntos el torneo próximo. O sea… ¿Salir campeones? Tenía razón Ruggeri: “Los árbitros te afanan puntos en los primeros encuentros y al final del campeonato te olvidás porque estás obsesionado haciendo cuentas”.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO
