Dios: ¿Quién llama a esta hora? Una vez que podía sentarme tranquilo a ver Cuestión de Peso...
Ramón: Hola, ¿Dios?
Dios: No, Piñón Fijo.
Ramón: Ah, Piñón, ¡tengo chupetines para los pibes!
Dios: Bueno, dale querido, no tengo toda la tarde ¿quién me habla? Te escucho con interferencia
Ramón: Le habla Ramón.
Dios: ¡Román! ¿Otra vez me llamás por lo de las gripes?
Ramón: No señor, soy el Pelado, el DT.
Dios: ¡Almeyda! Lo de DT es relativo. Sos un ex jugador de showball que encontró cómo seguirla robando en el fóbal sin tener que correr la pelota.
Ramón: Soy el Pelado Díaz, Señor. Ramón Díaz.
Dios: Ramón querido, ¡tanto tiempo! Igual repito, lo de DT es relativo.
Ramón: No me diga eso señor. Soy el más campeón con River.
Dios: Bueh, pero el River de los 90 lo dirigía cualquiera. Hasta tu pibe.
Ramón: No me hable de Emiliano. Ya no sé qué hacer, lo puse de ayudante mío para ver si sentaba cabeza, pero no hubo caso. Sigue viviendo con nosotros, se la pasa todo el día con la Play y jugando al Candy Crush en Facebook. Necesito su ayuda, Señor.
Dios: ¿Probaste con sacrificarlo? Te va a salir más barato.
Ramón: Es mi hijo, Señor. Es una situación muy difícil…
Dios: No es difícil. Yo le tiré esa punta a Abraham. Le digo a San Pedro que te mande la dirección de una farmacia amiga. Ahí podés comprar una droga para dormir caballos, esperás a que se duerma y le inyectás…
Ramón: Señor, Emiliano no es mi principal problema. Emiliano sabe mucho de fútbol, me ayuda a elegir los refuerzos. En River no está para grandes gastos, entonces buscamos...
Dios: ¡Buscaron quedarse con la torta ustedes! Bien. Decime que no pusieron guita en Fabbro. O en Mora. Si no te quemo con un rayo al instante.
Ramón: Son jugadores importantes. Fabbro jugó con Riquelme.
Dios: ¡Con Larissa! ¡Todo el día se la pasa jugando! Así está: no puede levantar las piernas.
Ramón: Trajimos a Teo.
Dios: Jódanse por traer gente de la contra. Ni loco ayudo a una manga de ateos.
Ramón: Hablo de Teo Gutiérrez. Teófilo.
Dios: Me imagino la que habrás llevado al bolsillo con el pase del colombiano. Se nota que aprendiste con el riojano más famoso.
Ramón: No se meta con el ex presidente, que es mi amigo.
Dios: No, ni loco, pero por las dudas no lo nombremos más. A ver si van al descenso de nuevo.
Ramón: Eso no me va a pasar nunca.
Dios: Porque te borrás antes, pillín. Vos no quedás pegado jamás. Se queman todos menos vos.
Ramón: No es tan así. Yo por el Millonario doy todo.
Dios: Ah, bueh. ¿Millonario? Me parece que con Aguilar o Passarella se desclasaron un poco. Más que el millonario son el proletario.
Ramón: El más grande sigue siendo River Plate. Vamos a volver...
Dios: ¡Ya volvieron, tranquilo! Les dio una mano un franchute en el que te garcaste después.
Ramón: Digo que vamos a volver a las épocas de oro.
Dios: ¡Cómo la tenés con la guita! ¿Para qué me necesitás, si en los 90 la juntaste en carretilla?
Ramón: Quiero volver a ver a River campeón.
Dios: Hubieras empezado por ahí. Tengo un video de la Copa Libertadores del 96, con música de Ignacio Copani. Te lo regalo. Yo sé que la voz de Ignacio te taladra, pero le bajás el volumen.
Ramón: No quiero un video, quiero que River dé la vuelta y volvamos a las copas.
Dios: Para volver a las copas traete al Burro Ortega, no te va a defraudar.
Ramón: Quiero volver a ser campeón con River.
Dios: Primero decime, ¿quién te dio mi teléfono?
Ramón: Estaba en la oficina de Passarella. Lo tenía pegado en un corcho.
Dios: Yo sabía. ¿No se te ocurrió preguntarle si me conocía?
Ramón: ¿No, por?
Dios: Porque es un gil. Me llamó después de pelearse con Grondona. ¿Podés creer que atendí y al toque me amenazó con venir a patear las puertas del cielo? Me tiró que a River no lo boludeaba ni Don Julio ni yo ni nadie, que ya íbamos a ver lo que él era capaz de hacer...
Ramón: ¡Por Dios!
Dios: ¡Sí, por mí! Si venía con respeto por ahí yo podría hablar con Don Julio, aunque bueno, es muy poderoso y no siempre me puede atender. Pero hubiera hecho el intento. Pero de prepotente, no.
Ramón: Pero por suerte Passarella ya se va.
Dios: Claro, y seguro que en su lugar viene alguien capaz, honesto.
Ramón: ¿Ojalá, no?
Dios: ¡No, pillín! ¡Si llega a venir alguien así te va a echar a los dos minutos!
Ramón: ¿Entonces no me va a ayudar?
Dios: No te abuses, Pelado. Entre Francescoli y yo ya te ayudamos un montón. Ya es hora de que te independices.
Ramón: Yo soy un gran técnico.
Dios: Lo único que te escuché decir en la cancha, querido: "vamo', vamo'", "eeeeh" y un par de chiflidos. Con un par de palabras ya sos el técnico más ganador de la historia de River. ¡Imagináte si supieras dar una indicación táctica!
Ramón: Usted me subestima.
Dios: No, papá, para nada. Ojalá yo tuviera toda la tarasca que tenés vos sin hablar ningún idioma. Eso sí, por suerte mi pibe es más sacrificado que el tuyo, eso seguro. Y no me trae tanto gasto.
Ramón: ¿Entonces qué hago?
Dios: Es fácil. Peleale a muerte el contrato al nuevo presidente. Vos ya firmaste uno, ahora que te lo paguen. Y si no, vendé carísima tu desvinculación. Pensá que hasta que vuelvas a laburar vas a tener que mantener a Emiliano y a Michael.
Ramón: Es cierto, no lo había pensado.
Dios: Por eso, pensá en la guita. Después ves qué onda con River. O sea, seguí como hasta ahora.
Ramón: Bueno, me voy porque tengo que ir a darle el yogurísimo a Emiliano. Ta' luego.
Dios: Ta' luego.
Ramón: Hola, ¿Dios?
Dios: No, Piñón Fijo.
Ramón: Ah, Piñón, ¡tengo chupetines para los pibes!
Dios: Bueno, dale querido, no tengo toda la tarde ¿quién me habla? Te escucho con interferencia
Ramón: Le habla Ramón.
Dios: ¡Román! ¿Otra vez me llamás por lo de las gripes?
Ramón: No señor, soy el Pelado, el DT.
Dios: ¡Almeyda! Lo de DT es relativo. Sos un ex jugador de showball que encontró cómo seguirla robando en el fóbal sin tener que correr la pelota.
Ramón: Soy el Pelado Díaz, Señor. Ramón Díaz.
Dios: Ramón querido, ¡tanto tiempo! Igual repito, lo de DT es relativo.
Ramón: No me diga eso señor. Soy el más campeón con River.
Dios: Bueh, pero el River de los 90 lo dirigía cualquiera. Hasta tu pibe.
Ramón: No me hable de Emiliano. Ya no sé qué hacer, lo puse de ayudante mío para ver si sentaba cabeza, pero no hubo caso. Sigue viviendo con nosotros, se la pasa todo el día con la Play y jugando al Candy Crush en Facebook. Necesito su ayuda, Señor.
Dios: ¿Probaste con sacrificarlo? Te va a salir más barato.
Ramón: Es mi hijo, Señor. Es una situación muy difícil…
Dios: No es difícil. Yo le tiré esa punta a Abraham. Le digo a San Pedro que te mande la dirección de una farmacia amiga. Ahí podés comprar una droga para dormir caballos, esperás a que se duerma y le inyectás…
Ramón: Señor, Emiliano no es mi principal problema. Emiliano sabe mucho de fútbol, me ayuda a elegir los refuerzos. En River no está para grandes gastos, entonces buscamos...
Dios: ¡Buscaron quedarse con la torta ustedes! Bien. Decime que no pusieron guita en Fabbro. O en Mora. Si no te quemo con un rayo al instante.
Ramón: Son jugadores importantes. Fabbro jugó con Riquelme.
Dios: ¡Con Larissa! ¡Todo el día se la pasa jugando! Así está: no puede levantar las piernas.
Ramón: Trajimos a Teo.
Dios: Jódanse por traer gente de la contra. Ni loco ayudo a una manga de ateos.
Ramón: Hablo de Teo Gutiérrez. Teófilo.
Dios: Me imagino la que habrás llevado al bolsillo con el pase del colombiano. Se nota que aprendiste con el riojano más famoso.
Ramón: No se meta con el ex presidente, que es mi amigo.
Dios: No, ni loco, pero por las dudas no lo nombremos más. A ver si van al descenso de nuevo.
Ramón: Eso no me va a pasar nunca.
Dios: Porque te borrás antes, pillín. Vos no quedás pegado jamás. Se queman todos menos vos.
Ramón: No es tan así. Yo por el Millonario doy todo.
Dios: Ah, bueh. ¿Millonario? Me parece que con Aguilar o Passarella se desclasaron un poco. Más que el millonario son el proletario.
Ramón: El más grande sigue siendo River Plate. Vamos a volver...
Dios: ¡Ya volvieron, tranquilo! Les dio una mano un franchute en el que te garcaste después.
Ramón: Digo que vamos a volver a las épocas de oro.
Dios: ¡Cómo la tenés con la guita! ¿Para qué me necesitás, si en los 90 la juntaste en carretilla?
Ramón: Quiero volver a ver a River campeón.
Dios: Hubieras empezado por ahí. Tengo un video de la Copa Libertadores del 96, con música de Ignacio Copani. Te lo regalo. Yo sé que la voz de Ignacio te taladra, pero le bajás el volumen.
Ramón: No quiero un video, quiero que River dé la vuelta y volvamos a las copas.
Dios: Para volver a las copas traete al Burro Ortega, no te va a defraudar.
Ramón: Quiero volver a ser campeón con River.
Dios: Primero decime, ¿quién te dio mi teléfono?
Ramón: Estaba en la oficina de Passarella. Lo tenía pegado en un corcho.
Dios: Yo sabía. ¿No se te ocurrió preguntarle si me conocía?
Ramón: ¿No, por?
Dios: Porque es un gil. Me llamó después de pelearse con Grondona. ¿Podés creer que atendí y al toque me amenazó con venir a patear las puertas del cielo? Me tiró que a River no lo boludeaba ni Don Julio ni yo ni nadie, que ya íbamos a ver lo que él era capaz de hacer...
Ramón: ¡Por Dios!
Dios: ¡Sí, por mí! Si venía con respeto por ahí yo podría hablar con Don Julio, aunque bueno, es muy poderoso y no siempre me puede atender. Pero hubiera hecho el intento. Pero de prepotente, no.
Ramón: Pero por suerte Passarella ya se va.
Dios: Claro, y seguro que en su lugar viene alguien capaz, honesto.
Ramón: ¿Ojalá, no?
Dios: ¡No, pillín! ¡Si llega a venir alguien así te va a echar a los dos minutos!
Ramón: ¿Entonces no me va a ayudar?
Dios: No te abuses, Pelado. Entre Francescoli y yo ya te ayudamos un montón. Ya es hora de que te independices.
Ramón: Yo soy un gran técnico.
Dios: Lo único que te escuché decir en la cancha, querido: "vamo', vamo'", "eeeeh" y un par de chiflidos. Con un par de palabras ya sos el técnico más ganador de la historia de River. ¡Imagináte si supieras dar una indicación táctica!
Ramón: Usted me subestima.
Dios: No, papá, para nada. Ojalá yo tuviera toda la tarasca que tenés vos sin hablar ningún idioma. Eso sí, por suerte mi pibe es más sacrificado que el tuyo, eso seguro. Y no me trae tanto gasto.
Ramón: ¿Entonces qué hago?
Dios: Es fácil. Peleale a muerte el contrato al nuevo presidente. Vos ya firmaste uno, ahora que te lo paguen. Y si no, vendé carísima tu desvinculación. Pensá que hasta que vuelvas a laburar vas a tener que mantener a Emiliano y a Michael.
Ramón: Es cierto, no lo había pensado.
Dios: Por eso, pensá en la guita. Después ves qué onda con River. O sea, seguí como hasta ahora.
Ramón: Bueno, me voy porque tengo que ir a darle el yogurísimo a Emiliano. Ta' luego.
Dios: Ta' luego.