Con una exhibición de madurez y carácter, Lanús demostró esta semana que está para cosas importantes. Basta solo con mirar el gol de Silva para entender que en este equipo hay cero egoísmo. Porque Blanco bien podría haber definido, pero no. Lo vio mejor ubicado a su compañero y le cedió el gol. Ya pasó con Ayala en el Monumental, cuando Lautaro apilando rivales de afuera hacia dentro, en lugar de buscarse remate le pasó la pelota al compañero mejor posicionado. El sacrificio y el fútbol entregado por Somoza y González, la concentración de Marchesín y su defensa, la velocidad y fuerza de los delanteros, hacen de Lanús un equipo al cual ídolos de los “B”ecinos caídos en desgracia declaran que da gusto ver jugar.
El sábado tenemos otra final, otra de las difíciles. En una cancha chica, de esas que nos molestan. Con un rival parecido al de hoy pero no tan sólido. Con dos bajas más que sensibles, las tarjetas recibidas por el Pulpo y el Flaco los deja afuera del choque contra el equipo de floresta. Pero tengo fe en los pibes. Porque Nico Pasquini entra y factura, y porque Barrientos parece haber entendido cómo se juega en la primera de Lanús.
Ganamos cuatro seguidos, quedamos a cuatro puntos, faltan cuatro partidos del torneo, faltan cuatro partidos de Copa. Jugando un poco con estos números y pensando en lo que queda y en lo que se puede lograr, los rivales de Lanús deberían ir poniéndose en cuatro y ¿saben porque? La respuesta es sencilla: ¡¡¡PORQUE ESTE ES EL AÑO GRANATE!!!
P.D.: Vení, te invito a soñar conmigo, juntémonos que entre todos podemos.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO GRANATE - @adelantadoGRANA
