Desde una mirada comercial, las redacciones de los medios de comunicación permanentemente pregonaron, a lo largo del tiempo, valores asociados con el espectáculo y el divertimento, para hacer del fútbol un deporte menos aburrido que permitiera generar más dinero. Pero entendamos algo. Aburrido para el ojo de la masa, no para el ojo del experto.
Recordemos cómo era el fútbol antes del equipo de Zubeldía, allá por 1967. En aquellos tiempos, había formaciones totalmente ofensivas donde se halagaba el golpe por golpe y los partidos concluían con una gran cantidad de goles por lado. Obviamente, los equipos grandes eran los únicos que salían campeones, ya que tenían no sólo el aval arbitral para hacer lo que quisieran, sino a los jugadores más técnicos, que terminaban desnivelando y marcando la diferencia. Cuando Estudiantes, con un grupo que no se destacaba por su virtuosismo artístico, rompió ese eje de desigualdad a través de la preparación física, del estudio del rival y de la perfección táctica, fue cuando los poderosos pusieron la voz en el cielo. Claro, se les venían abajo las ventas, con el Pincha perdían plata. Ahí fue cuando nació el "Solos contra todos", y por el cuál usted debería sentir orgullo. Porque esa frase simboliza nuestra lucha. Nos plantamos ante el incipiente capitalismo que nos venía a decir qué era lo que debíamos consumir. Sí, como si fuéramos un simple engranaje de un gran sistema. Un sistema que no piensa y que come la mierda que le venden sin detenerse siquiera a replantearse la realidad. Nosotros cambiamos el paradigma del fútbol, y esa será por siempre nuestra bandera.
Es por eso, hermano pincha, que ganarle a River tiene un tinte especial. No es cualquier cosa. Los millonarios son el emblema de la otra escuela. Esa otra escuela que desde hace más de 40 años nos vive tirando tierra. Esa escuela que sedujo a la muchedumbre conformista, que prefirió la calidez y la comodidad del espectáculo en vez del fervor y la adrenalina de la guerra. Esa escuela que se jacta de ser campeona del mundo, cuando en realidad la única vez que ganó un Mundial sin armas fue con Bilardo. Esa escuela que nada tiene que ver con la nuestra.
Estas cosas no pueden olvidarse. La responsabilidad de cada pincha está en seguir propagándolas de generación en generación. Estas cosas forman parte de nuestra historia e identidad. Somos nosotros.
Por último, hay algo que me gustaría decirle a la otra escuela con respecto a una frase que pregonan. Si hay una verdad absoluta para un pincha es la que representa "Las 3 G del fútbol": ganar, ganar y ganar.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO PINCHA - @DrBidon
