
Un equipo que mostro
dos caras totalmente opuestas, en los primeros 60 fue vulnerable, desatento,
desordenado, poco inteligente y además de todo eso fue inofensivo. Pero de un
momento para otro, casi que por arte de magia o mejor dicho por el arte de la
sustitución, Central hizo un cambio de 180º, de un momento para otro el equipo
era vertical, constante, atento y ofensivo; el “pachi” Carrizo empezó a desbordar
como una especie de Ribery versión arroyito, Nery empezó a ser el Nery que
todos queremos y Castillejos (quien con muy poco pide a gritos la titularidad)
parecía tener más empuje que un motor V8.
Quedara en el
anecdotario que central quedo a un paso de la hazaña y de conseguir un empate
tras ir perdiendo 0 – 3, que si el equipo hubiese arrancado el torneo un poco
más despierto podría estar peleando arriba y que si Gareca no hubiese optado
por Caseres e Insua entre semana, muy probablemente la historia hubiese sido
otra.
Las certezas que se
pueden obtener son que el canalla es un equipo cuando ataca y otro totalmente
distinto cuando defiende; es un equipo cuando está concentrado y otro cuando
está dormido; y que es un equipo que le puede jugar de igual a igual a
cualquiera.
La búsqueda del
equilibrio en medio de esa bipolaridad, va a ser la clave para definir las
aspiraciones centralistas en el futuro. Si va a animar los torneos deambulando
por mitad de tabla o si va a tener aspiraciones para pelear cosas importantes.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO CANALLA