NOVEDADES

29 octubre 2013

STOP LOSS (SEGUNDA PARTE)


29 octubre 2013

“La próxima ganamos. Se acabó el paso a paso”. Así cerré la nota la semana pasada. Convencido del triunfo y parafraseando al prócer Mostaza después del empate contra Banfield en el dos mil uno.

¿Por qué estaba tan seguro y acerté? No sé. Era una sensación muy fuerte.  “El lunes ganamos”, repetía cada vez que me hablaban de Racing para gastarme o refrendar que jamás saldríamos del pozo. “El lunes ganamos”… Y así fue.

Medio engripado, tirado en el sillón, los pies sobre el puff, tomando mate, observé tranquilamente el encuentro “¿Está jugando Racing?”, preguntó sorprendida mi mujer “¿Qué te pasa que estás tan tranquilo?” “Hoy ganamos”, respondí sin quitar los ojos de la pantalla. Se sentó a mi lado y acurrucados vimos un aguado primer tiempo.  Con un equipo similar al anterior del encuentro contra Vélez: Errático, desganado, impreciso, inofensivo, vulnerable. Afortunadamente, el primer tiempo terminó en cero.

Cambié las aguas, la yerba, calenté la pava y regresé al sillón. La lluvia paró pero Saveljich siguió de largo y mandó a un contrario al Olimpo. “¡Uh! ¡Qué animal! ¡Es para echarlo del planeta!”, bufó mi mujer. Pero no, contra todo pronóstico, Vigliano sólo le mostró un amarillo piedad. “Hoy ganamos”, repetí.

Realmente, desconozco si la lluvia les diluía las ideas, si en el entretiempo usaron algún tipo de champú mágico o que la estrategia consistió en dejar que los de Olimpo se gastaran las piernas en los charquitos pero, desde las cenizas resurgió la academia. Y resurgió gracias a ese disfónico vozarrón que supo poner las cosas en su lugar y no le tembló el pulso para sacar a un falso referente como Pelletieri que venía jugando infiltrado hacía varios meses. Que se la jugó con Campi y Saveljich, que apuntaló a Goméz y Corvalán con De Paul y Villar y adelante puso la mejor dupla disponible: Viola y Vietto.

Empezaron a vislumbrarse jugadas hilvanadas y, por decantación, vino el gol. Pudieron ser dos o tres más pero… esto es Racing. Asimismo, no lo padecí. El equipo se mostraba sólido, más cerca del segundo que Olimpo del empate. Y luego del brutal pisotón que concluyó en expulsión el rumbo parecía finiquitado.

Una vez terminado el partido me di cuenta de que mi mujer se había dormido. Traté de levantarme sin hacer ruido pero la desperté. “¿Y? ¿Perdieron?”, preguntó. “No”, respondí. “Entonces, empataron cero a cero”, resopló. “No. Ganamos” “¿Y por qué no te escuché gritar los goles?”. “Es verdad”, respondí sorprendido.

No festejé pero estaba feliz. Y no festejé porque sabía por anticipado que ganaríamos. Después del partido contra Vélez tuve esa certeza. Gracias Mostaza. Tapaste varias bocas y demostraste que tenés espaldas. Ya estoy bosquejando la próxima escultura. Se cortó la tendencia. STOP LOSS.   

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO 

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