La magra cosecha de puntos va despertando de a poco una luz de alerta pero, paradójicamente, el Albo de Floresta está jugando instancias decisivas de la Copa Argentina, la cual –de obtenerla- nos depositaría en la Copa Libertadores. Así es All Boys: blanco y negro.
Respecto de la igualdad ante Central hay que hacer una doble lectura. Por un lado es otro juego de local que All Boys no puede ganar ante un rival que está pasando un mal momento. Por el otro, hay que decir, que jugamos una hora con un hombre menos y esa diferencia no se notó. El empate fue justo, se pudo ganar y se pudo perder, el reparto no le sentó mal a ninguno de los dos y además pudimos dejar otra imagen tras el no-juego del Monumental.
Párrafo aparte para el árbitro Fernando Rapallini, su labor fue tan, pero tan pobre que casi llega al nivel Laverni o Maglio. Así no. Dirigió tan mal para uno y otro lado que el más perjudicado fue el juego. Hay que marcar dos hechos en el partido: primero, que increíblemente Falcioni sacó a su jugador fetiche, Nicolás Colazo; y segundo, la mala noticia que fue la lesión del goleador Mauro Matos, que lo dejará afuera de algunos partidos.
Insisto en que hay jugadores para dar el salto de calidad que prometieron el presidente y el DT. Creo que la segunda parte de la temporada va a ser muy distinta y favorable para All Boys siempre y cuando no se modifique el horizonte que es –ante todo- asegurar el lugar en Primera División.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ALBO.
