Terminaron los 5 partidos sin ganar (1 punto de 15). Ahora se respira aire nuevo. ¿Cómo es eso de que después de ganar un partido ya estamos mucho más tranquilos? No sé cómo explicarlo, pero es así.

Vayamos por partes. No es que el equipo jugó mucho mejor que contra Rafaela ni con Belgrano. La diferencia es que hizo el gol (un gol de otro partido, pero vale 1 como todos). Como escribí la vez pasada, la diferencia la hace Argentinos cuando puede marcar primero. Si lo hace, sabe cómo “cerrar” el arco propio (obviamente, como en todo, siempre hay una cuotita de suerte, pero a la suerte hay que ayudarla). En cambio cuando no está ganando el partido se complica, porque le cuesta mucho atacar.

Las primeras fechas esa carencia la solucionaba con la pelota parada. Ahora, que los rivales se avivaron que es mejor dejar pasar a cualquier jugador antes de hacerle foul (es triste, pero creo que es así), se nos complica mucho. Pero lo importante es que ya pasó Estudiantes, ya cortamos la racha y volvemos a estar “en carrera”. Volvimos atrás, pero ahora vemos que tenemos 17 puntos y que no es una utopía llegar a los 30 (o 29 que son ganar 4 partidos).

Igual, esta nota puede quedar vieja ya que a la noche jugamos con Vélez. Partido durísimo y demasiado complicado, pero uno siempre le tiene fe al equipo. Ya le ganamos en esa heladera y podemos volver a hacerlo. El campeonato que jugamos es larguísimo y lo que tenemos que saber es que hay que tener paciencia. Hay que ganar por lo menos 4 partidos más. Si son más, mejor. Pero a no desesperarse que Argentinos puede ganar o perder cualquier partido. Solo depende de la frialdad que tengan los jugadores para saber cuando golpear y cuando defenderse.

Por lo menos así lo siento yo.