Segunda caída consecutiva, esta vez en Entre Ríos ante Patronato y, de nuevo, el árbitro fue determinante en el resultado, tanto como nuestros errores defensivos. Fue por 1 a 0 y Pezzotta fue el culpable de que no haya sido otro el marcador, que junto a los lineman, tuvieron una noche para el olvido: dos goles y un penal no cobrados para la visita.
El trámite del partido era parejo en los primeros minutos, pero a los 12, Klusener vió la roja tras meterle un codazo al rival que se le anticipaba. Sin intención, pero queda a interpretación del colegiado. Ahí se nos hizo cuesta arriba. Empezaron a abrir la cancha y a meternos contra nuestro arco, pero sin peligro. Aprovechamos su ineficacia y pudimos haber abierto el marcador con alguna jugada asociada. Pero tras una mala salida de Vera, Acosta la aprovechó, abrió para Machin y este la clavó. Da la sensación que Santillo pudo hacer algo más. De nuevo un error en la defensa que nos cuesta un gol en contra. Una de cal y otra de arena: el ex Banfield tuvo dos tapadas determinantes antes del descanso y en una contra, el Lobo Sotelo casi empata.
En el complemento empezaron mejor ellos con un tiro desviado de Machin, pero el resto fue todo nuestro. Controlamos la pelota, lo pusimos contra las cuerdas y estábamos cerca del empate. Sialle mandó a la cancha a Bottino, Tévez y Salmerón, dispuso de una línea de 3 en el fondo y se jugaba a todo o nada. Aquí comenzaba el show de Pezzotta: primero, gol anulado a Sánchez Sotelo y minutos más tarde tras un corner, Brítez Ojeda cabecea y Tévez la termina de empujar. Las cámaras no ayudaronn mucho, pero en ambos pareció que la posición del delantero era lícita. Y, para la frutilla del postre, una contra que encabezó Tévez, entró al área y el central lo derribó de atrás. Claro penal, pero Pezzotta, que estaba a 40 metros de la jugada, cobró tiro de esquina. La efervescencia albiazul estaba en su punto cúlmine. Tanto es así que Sialle ya se había ido expulsado por las reiteradas protestas. Así y todo, merecíamos el empate. Ya jugados de contra, Patronato tuvo una clara desde los pies de Carignano, que Santillo tapó muy bien. El partido concluyó y el aluvión de protestas no se hizo esperar. No era para menos.
Da bronca e impotencia que te roben así. Un penal obviado la fecha pasada y otro el domingo, ¿cómo no vamos a estar enojados los hinchas de Talleres? Pero esto no tiene que servir de excusa. Hay que tener en cuenta que en los últimos 3 partidos tuvimos errores defensivos que costaron goles en contra. Se mejoró respecto al clásico, tuvimos más la pelota y merecíamos el empate. Es fea la sensación de “merecer” un resultado, pero nos viene pasando seguido: Ferro, Independiente, Instituto y Patronato son algunos ejemplos que se dieron en las últimas 4 fechas.
Este torneo es así: un error y es gol del rival. Si no aprovechas lo que generas, gol del rival. Hay que vivir con esto, como con los errores arbitrales. Claro está que para que un árbitro haya dirigido bien, tiene que pasar desapercibido. Pero cuando no es así, hay que sobreponerse al mismo. Hay que ser más que el rival, plasmarlo en la cancha y en el resultado. Que pase a un segundo plano. Y esto es lo que nos falta. El equipo se está encontrando de a poco, empezamos a obtener resultados pero tuvimos dos traspiés consecutivos. Cosas del fútbol. Ahora hay tiempo para mejorar y pensar en Brown de Adrogué el próximo martes. Hay que ganar, volver al triunfo, no cometer errores groseros y que el árbitro no sea más excusa. ¡A levantarse Talleres!
Por lo menos así lo siento yo.
El trámite del partido era parejo en los primeros minutos, pero a los 12, Klusener vió la roja tras meterle un codazo al rival que se le anticipaba. Sin intención, pero queda a interpretación del colegiado. Ahí se nos hizo cuesta arriba. Empezaron a abrir la cancha y a meternos contra nuestro arco, pero sin peligro. Aprovechamos su ineficacia y pudimos haber abierto el marcador con alguna jugada asociada. Pero tras una mala salida de Vera, Acosta la aprovechó, abrió para Machin y este la clavó. Da la sensación que Santillo pudo hacer algo más. De nuevo un error en la defensa que nos cuesta un gol en contra. Una de cal y otra de arena: el ex Banfield tuvo dos tapadas determinantes antes del descanso y en una contra, el Lobo Sotelo casi empata.
En el complemento empezaron mejor ellos con un tiro desviado de Machin, pero el resto fue todo nuestro. Controlamos la pelota, lo pusimos contra las cuerdas y estábamos cerca del empate. Sialle mandó a la cancha a Bottino, Tévez y Salmerón, dispuso de una línea de 3 en el fondo y se jugaba a todo o nada. Aquí comenzaba el show de Pezzotta: primero, gol anulado a Sánchez Sotelo y minutos más tarde tras un corner, Brítez Ojeda cabecea y Tévez la termina de empujar. Las cámaras no ayudaronn mucho, pero en ambos pareció que la posición del delantero era lícita. Y, para la frutilla del postre, una contra que encabezó Tévez, entró al área y el central lo derribó de atrás. Claro penal, pero Pezzotta, que estaba a 40 metros de la jugada, cobró tiro de esquina. La efervescencia albiazul estaba en su punto cúlmine. Tanto es así que Sialle ya se había ido expulsado por las reiteradas protestas. Así y todo, merecíamos el empate. Ya jugados de contra, Patronato tuvo una clara desde los pies de Carignano, que Santillo tapó muy bien. El partido concluyó y el aluvión de protestas no se hizo esperar. No era para menos.
Da bronca e impotencia que te roben así. Un penal obviado la fecha pasada y otro el domingo, ¿cómo no vamos a estar enojados los hinchas de Talleres? Pero esto no tiene que servir de excusa. Hay que tener en cuenta que en los últimos 3 partidos tuvimos errores defensivos que costaron goles en contra. Se mejoró respecto al clásico, tuvimos más la pelota y merecíamos el empate. Es fea la sensación de “merecer” un resultado, pero nos viene pasando seguido: Ferro, Independiente, Instituto y Patronato son algunos ejemplos que se dieron en las últimas 4 fechas.
Este torneo es así: un error y es gol del rival. Si no aprovechas lo que generas, gol del rival. Hay que vivir con esto, como con los errores arbitrales. Claro está que para que un árbitro haya dirigido bien, tiene que pasar desapercibido. Pero cuando no es así, hay que sobreponerse al mismo. Hay que ser más que el rival, plasmarlo en la cancha y en el resultado. Que pase a un segundo plano. Y esto es lo que nos falta. El equipo se está encontrando de a poco, empezamos a obtener resultados pero tuvimos dos traspiés consecutivos. Cosas del fútbol. Ahora hay tiempo para mejorar y pensar en Brown de Adrogué el próximo martes. Hay que ganar, volver al triunfo, no cometer errores groseros y que el árbitro no sea más excusa. ¡A levantarse Talleres!
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO AURIAZUL
