Este momento del Grana me recuerda a esos momentos en el que tu número telefónico te hizo levantar minas incesantemente, gordas, feas, no tan feas, flacas, bonitas, perras, etc. Ese mismo que repartías en todos los boliches, bares o reuniones en las que andaba una mina dando vueltas. Un número ganador, fácil de recordar. Pero tan fácil de recordar que con el correr del tiempo se termina transformando en una molestia, porque vos estás asentando cabeza, querés algo más serio, vas por más.

Ya no te conformás con solo una noche de lujuria. Pero cuando comenzás algo serio te conocen tanto que la sorpresa te la llevás vos, mensajes inesperados, llamados insultantes de alguna gordita olvidada, etc. Entonces, es ahí cuando marcás el bendito *611 y pedís un cambio de chip.

Algo muy parecido le estaba pasando a Lanús, los rivales ya le habían encontrado la vuelta al 4-3-3 de Guillermo y los partidos se le hacía cuesta arriba. Un Lanús que, en cuanto a incorporaciones, demostraba que no se conformaba con solo hacerle cinco a Rivera o Ridiculizar a Boca. La ambición de ir por más era clara.

Nos encontramos que ya pasada la mitad del torneo estamos prácticamente fuera de carrera. Pero no es todo, todavía nos queda la Copa y Guillermo por fin marcó el *611. Cambió el chip y se dio cuenta que con el cambio de número puede proyectar una vida de amor con esa estrella que todos soñamos.

Mañana se viene el equipo de… de… bueno, no sé a qué barrio pertenece pero es una buena medida antes del choque copero, que en realidad es lo único que tengo en la cabeza los últimos días. Porque, porque yo también ya cambié el chip.

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO GRANATE - @adelantadoGRANA