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09 octubre 2013

LA DEVALUACIÓN DEL SUPERCLÁSICO


09 octubre 2013

9 DE OCTUBRE DE 2021. En el día de ayer, el superclásico del fútbol argentino confirmó su devaluación al obtener la recaudación más baja de la historia: 14 pesos y una tapita de cerveza Quilmes Bock, superando los 32 pesos y el preservativo usado obtenidos en la edición pasada. El encuentro se disputó en los bosques de Palermo, ante la mirada desinteresada de 26 personas que disfrutaban el día soleado. Saúl Laverni fue el encargado de pasar la gorra.

Allá por el 2013 comenzaron a verse los primeros indicios de lo que sucedería, cuando Boca venció 1 a 0 a River. Los planteos fueron amarretes entonces, y desde ese día el conformismo y las propuestas conservadoras irían ganando cada vez más espacio en los superclásicos. En el primero del 2014, el 0 a 0 aburrió tanto que en el programa de Fantino optaron por debatir sobre si las “S” que se comía Ruggeri afectaban de alguna manera al calentamiento global.

De todas maneras, la gente concurrió con fervor al partido del siguiente semestre, jugado en octubre de ese año. El Boca de Troglio y el River de Emiliano Díaz transitaban una difícil situación futbolística. Los planteos volvieron a decepcionar: Boca defendió con siete hombres y plantó en el mediocampo a los restantes tres futbolistas. Era un esquema 7-3-0 mentiroso, ya que dos de los volantes se retrasaban en caso de ataque rival y el dibujo táctico final era un 9-1-0. River, obligado por el paladar negro de su hinchada, ofreció algo más: optó por el esquema 6-3-1. El punta del equipo fue Gabriel Mercado. No se registró ninguna chance de gol, pero igual Boca ganó 1 a 0.

En 2015, el público comenzó a perder la paciencia. “El partido más esperado del año”, como tantas veces se había definido al superclásico, pasó a ser llamado “el partido más esperable del año”, dado su fácil vaticinio. El PRODE redujo las posibilidades en las apuestas, y dejó sólo los casilleros de “empate” y de “gana Boca”. Las entradas dejaron de agotarse. La Bombonera, con quince mil hinchas y más huecos que de costumbre, fue testigo de otro 0 a 0 olvidable.

En 2016 la movida en las redes sociales no se hizo esperar. Los hinchas de Boca y los de River estaban unidos en la causa. El hash #JueguenAlFútbolMuertos fue TT durante la semana previa al clásico, desplazando a #OggiJuncoAlCongreso y #PolinoEsLaRevolución. Sin embargo, nada de esto conmovió a los futbolistas: en el superclásico siguiente ningún equipo pasó la mitad de la cancha, turnándose la pelota y jugando al “loco” entre los propios compañeros.

La situación tocó fondo en 2017. El entusiasmo por el partido era tan bajo que solo cuatrocientos simpatizantes se acercaron hasta el Monumental, de los cuales ciento veinte se quedaron viendo vidrieras en Núñez y finalmente no entraron a la cancha.

Luego del séptimo empate en cero, un estudio de mercado arrojó un dato contundente: el superclásico era menos rentable que poner un local de venta de remeras estampadas con la cara de Matías Alé.

En el 2020, Mauro Bianchi, presidente de Boca, y Fernando Bravo, titular de River Plate, le solicitaron a la AFA que tome cartas en el asunto. El máximo órgano del fútbol argentino resolvió que a partir de ese año, para disimular la falta de público, el partido se dispute en espacios públicos, preferentemente en ramblas, plazas o parques. La utilización de arcos no será condición indispensable. Y para hacer frente a los viáticos, se designará un responsable para pasar la gorra una vez finalizado el espectáculo.

Desde Un Metro Adelantado lamentamos el récord negativo y la devaluación del clásico, y esperamos que las autoridades tomen cartas en el asunto para devolverle al Boca - River el interés que alguna vez supo tener.

ADELANTADO DEL TIEMPO
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