Hoy en día vivimos en una sociedad en la que nada se respeta, en la que la propiedad privada es violada en cada esquina. La inseguridad es una de las principales problemáticas a tratar por los gobiernos de turno. No solo de los gobiernos nacionales y provinciales es dicha problemática, los organismos deportivos tienen un problema más que serio. En nuestro fútbol por ejemplo, la justicia espía por debajo de la venda e inclinan la balanza hacia el más llorón.

Ya lo había dicho en la nota anterior, si Guillermo no llora, Lanús no mama. Y así fue, el árbitro si bien no tuvo incidencia directa en el resultado (el foul de Paolo existió) sacó a Lanús de partido con fallos menores y no tanto como dejar pasar la expulsión de Teo. En un partido en el que el rival solo creó situaciones de gol pateando de media y larga distancia, fue el árbitro del partido quien desconcentró al equipo, gatillando tarjetas amarillas a cuanto jugador granate se le cruzaba.

Ahora si procesamos la bronca contra Pablo Díaz, y miramos un poquito hacia el interior debo decir que tuvimos ochenta y siete minutos para ganar el partido. Que en todo momento tuvimos el control del partido y no supimos resolverlo, porque Ayala en lugar de reventarle la cabeza al rival la quiso tocar, por la del “Pulpito” dio en el palo, porque los grandes desbordes de Melano no llegaban nunca cómodos a destino (lo dije y los sostengo: Lucas es un crack) y porque cuando Silvio Romero se fue le dejo el balde a Pereyra Díaz (es un chiste), este último parece un gran jugador solo le falta saber en qué momento ser egoísta y cuando largarla.

Muchas cosas para corregir, mucho tiempo para trabajar. Quedamos muy lejos en el torneo aunque no afuera. Tenemos un mes para prepara el partido de copa y vengarnos de esto. Hoy nos robó un tal Díaz, porque antes lloró otro Díaz, pero no te olvides “Gallina” que un Díaz también fue quien te mando a la promoción.

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO GRANATE - @adelantadoGRANA