En casa te vimos debutar allá por el 96, demasiado flaco y con cara de pibe. Tenías la 8 en la espalda y te llevaste todas las miradas. Hasta una ovación te robaste esa tarde.
En casa te vimos hacer tu primer gol, qué digo gol, golazo. En la medialuna, como venía, la agarraste con tres dedos y la clavaste en el ángulo.
En casa te vimos salir a la cancha con la 10 de Boca.
En casa te vimos dar la vuelta en el 98, con Guille, Palermo y compañía. Qué equipazo, hermano.
En casa te vimos crecer, y vimos cómo dejabas de ser un pibe para transformarte en Juan Román Riquelme.
En casa te vimos ser la figura del equipo para salir bicampeón invicto en el 99.
En casa te vimos debutar en la Libertadores y cinco meses después te vimos volver a entrar con la copa bajo el brazo para regalársela a la mitad más uno.
En casa te vimos tirar el caño más grande de todos los tiempos, el único caño que tiene apellido, el "Caño a Yepes". A vos solo se te puede ocurrir tirar ese firulete en uno de los clásicos más importantes de la historia.
En casa te vimos plantarte ante los poderosos. Le hiciste un gol a Riber, corriste 50 metros, lo miraste a los ojos y le abriste los oídos al frío empresario-presidente, para que escuche el grito del pueblo y tu pedido divino.
En casa te vimos otra vez en una final de Libertadores, arrodillado, soltando lágrimas de hincha mientras se definía la Copa desde los 12 pasos.
En casa te vimos despedir a Maradona, y verlo al Diego con tu camiseta inmortalizando que "la pelota no se mancha".
En casa te vimos volver para ganar la Copa una vez más. Pero esa vez no volviste para jugar al fútbol, esos cuatro meses viniste a hacer magia. A mí no me jodas. Te pusiste la Copa al hombro, le diste vida a uno de los mejores Boca de todos los tiempos. En casa te vimos colgarla en un ángulo contra Vélez. Contra Cúcuta no se veía nada por la niebla, pero vos te acordabas de memoria dónde quedaba el arco y también la metiste en el ángulo. Y contra Gremio, en la final, nuevamente te vimos sellar la historia.
En casa te vimos volver a salir campeón en 2008, 2011 y 2012.
En casa te vimos quitarle el saludo a los muchachos de atrás del arco.
En casa vimos cómo te boludeó un técnico de equipo chico. Y te vimos pegar el portazo, caliente y equivocado. Pero también te vimos volver de la mano del Virrey.
En casa te seguimos viendo los domingos, como nunca antes vimos a nadie por tanto tiempo. Y seguiremos rompiendo nuestras palmas y ahogándonos en el grito de guerra que corea tu apellido. Porque en casa no hay nadie que nos haya hecho tan feliz.
Eternamente, gracias.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO XENEIZE - @Roquelme