Primero, los héroes de siempre. Tipos rudos, malhablados, grandotes y violentos pero que en el fondo son bien románticos, no solo románticos, perfectos amantes. De esos machos que te pegan mientras te dicen “te amo”. Una verdadera manga de parásitos inservibles, que creen que la pasión y el sentimiento por los colores pueden medirse. Infames que se jactan de aportar algún tipo de solución. ¿Alguien puede creer que apurar jugadores de futbol soluciona algo de lo que pasa a Huracán? Nadie con dos dedos de frente puede creer que eso ayuda al club, en ninguno de los planos posibles, ni futbolístico, ni institucional, ni social, ni mediático.
Pero bueno, por suerte tenemos dirigentes que la tienen clara, que pusieron la jeta y dieron una respuesta en nombre del club. No, exactamente. La verdad que el presidente y el vice fueron a una práctica a hablar con los medios y no dijeron nada. No los culpo, no es necesario que se jueguen la vida. No por esto. De todos modos, tampoco me hagan la pantomima mediática porque eso si que no es necesario, además de no convencer a nadie y de hacernos quedar a todos como unos boludos.
Obviamente, la semana no podía terminar de otra forma que con una derrota. Ya lo habíamos perdido antes de viajar, pero por esto del protocolo y del espectáculo los jugadores fueron igual hasta Tucumán para darle otra bofetada más a la chocolateada cara de nuestro Huracán.
A decir verdad, estoy cansado. Re podrido. No quiero putear más solo a la televisión como un troglodita, ni quiero seguir completamente alienado un partido por Twitter, ni irme del palacio caminando con los ojos en el adoquín, el murmullo rabioso de fondo y la bronca puta que no te deja cenar sin que la acidez te incendie por dentro. No quiero más sufrir por Huracán, ya es hora de que esto cambie, tiene que cambiar.
No soy de esos hinchas que subidos a una suerte de pedestal imaginario se parapetan frente al resto y con su verdad absoluta comienzan a putear indiscriminadamente a los dirigentes, a los futbolistas, a los periodistas, a los propios hinchas, al cuerpo técnico y a todo lo que se le cruza por delante. Yo no, ya no. Prefiero putear bien a fondo de a un grupo especifico. Así cuando me la agarro con los jugadores o a los dirigentes me concentro en ellos y nada más. Son métodos, cada uno tiene los suyos, aunque a mí, últimamente, ya se me fueron las ganas hasta de insultar y mira que era bueno, eh! Tengo voz, carácter y buen énfasis, pero ya no, ni ganas.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO QUEMERO - @1mtrQuemero
ADELANTADO QUEMERO - @1mtrQuemero