Pero la vuelta de Gago no fue el único tema importante, ya que el partido con Vélez fue una especie de experimiento revelador. La aparición del negro Ribair en el fondo fue una gran noticia para el hincha xeneize. Cansados del paupérrimo nivel al que nos tienen acostumbrados Burdisso, Caruzzo y Pérez, la presencia del negro fue cuanto menos esperanzadora. Será cuestión de que se adapte a algunas cuestiones tácticas del puesto; en cuanto a entrega, presencia y huevos, Ribair cumple con todos los requisitos para quedarse con el puesto.
La otra revelación del domingo fue la aparición de Pichi Erbes en el lateral derecho. Por la ¿desafortunada? lesión de Marín, Erbes tuvo que cubrir el hueco. Y la novedad fue que completó 90 minutos a gran nivel. Sigo convencido de que Erbes no es 8 sino 5, pero con el regreso de Gago y el mal momento del pibe Marín en la marca, quizás sea una buena alternativa para empezar a armar el 11 ideal.
Sánchez Miño cada partido juega un poco mejor y Ledesma cuando se cierra un poco levanta el nivel.
Pero el cambio más grande que tuvo este equipo fue el de la actitud. Por primera vez en mucho tiempo, Boca salió a comerse crudo al rival desde el minuto uno. Peleó, guapeó, anticipó y se comió a un Vélez que se vio apabullado por el Boca de Bianchi.
Independiente sigue dando pena en la B, Racing no le gana a nadie, y nos deleitamos viendo un San Lorenzo-River que nos trae recuerdos de silencios atroces y del arrugue más grande de la historia, esa mancha de "lavandina" que no se borra nunca más. Mientras tanto, Gago volvió a su casa, Boca volvió a la victoria, la Bombonera volvió a latir, Bianchi volvió a acertar y la mitad más uno del país vuelve a ilusionarse con un campeonato.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO XENEIZE - @Roquelme
