Así es este jugador. Un paragua con todas las letras, uno que cuando el tiempo no anda muy bien, se abre en todas sus aristas para brindar soluciones muy efectivas. Y cuando el tiempo es demasiado malo, como las veces que no damos dos pases seguidos en tres cuartos, o que no tenemos nunca la pelota, el paragua quizás quede pequeño para la situación, pero eso ya lo sabemos de antemano; es un paragua.
Así es este jugador. Lo viste jugar en un equipo grande de la Argentina y pensaste: ¿Cómo puede rendir este tipo en Newell’s? Sí, el muchacho puede rendir en Newell’s porque es un enorme jugador, con mucha técnica e ideal para el estilo de juego que adoptamos con el Tata, y la camiseta rojinegra le queda muy bien. Lo ves jugar cada tanto en su selección nacional y pensás: ¿Cómo puede ser que juegue tan bien acá y allá haga tantos desastres? Y bueno, es un paragua, no un búnker.
Así juega este jugador. Agarra la pelota y tiene todo programado. Si encara para afuera, mete el enganche o juega por la banda. Si encara para dentro, la juega para atrás o avanza con velocidad para pasar a su marcador. ¿Los defensores necesitan marcaje? Este sí. Este paragua no es cualquiera, este es un encarador peligroso. Se mete por afuera y te corre toda la defensa para un costado, y si se mete por el medio, te puede abrir un partido bien complicado contra un equipo que se para con muchos hombres atrás. Y así fue.
Así funciona este sistema. Llevás a los dos laterales bien arriba para que toquen, amaguen, pasen por afuera, desborden o metan un pase de gol. Si no tenés dos muchachos con buen pie y criterio para atacar, el sistema no tiene futuro. Y bueno, no sólo confiamos en que tiene futuro, sino que tiene un pasado cercano que da garantía de lo que se hace en la cancha. Si los intérpretes están rápidos y precisos, no cabe duda que goleamos.
Así funciona este equipo. Sin el paraguayo Marcos Cáceres, la tenemos bastante complicada.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO LEPROSO