Y no es casualidad. Manu fue el goleador de River en el pasado semestre. Algunos muy importantes, como a Boca en La Bombonera o a Independiente en el Monumental. Un pibe que, callado y con buenas actuaciones, va forjando su titularidad en el equipo y se va ganando el aplauso de la gente. Durante el último mercado de pases le llegó una oferta millonaria para emigrar a los Emiratos Árabes, pero dijo que no. El pibe, que había ya pasado por el Fluminense brasilero, puso por delante lo futbolístico y el amor por el club que lo vio nacer antes que salvarse económicamente. Algo poco habitual en este fútbol que ya no es fútbol, sino un lugar donde mandan los dólares.
Intermitente, sí. Algo comilón, también. Pero la pide y encara, trata de llevar hacia adelante a un equipo donde no sobran los lujos futbolísticos y eso lo aplaudo. Porque gracias a su jugada maravillosa no estamos hablando de otro empate aburrido y sin ideas por parte de River (sí, es cierto, el resultado fue 3-0, pero el gol cambió completamente el panorama). Porque Ramón le dio una responsabilidad enorme cuando lo designó enganche y 10 –no es lo mismo- del equipo y él le respondió con creces.
No es ídolo, ni mucho menos. Todavía le falta madurez para ser intocable, pero va por el buen camino. Es importante cuando sale a la cancha, pide la pelota y llega al gol. No es la primera vez que le cambia la cara al funcionamiento bajo de River: que sea la tapa de los diarios no es casualidad. Ni Teo, ni Fabbro, ni Mora. Gio y Andrada, conducidos por Manu. Ellos cambiaron a este River.
Timbre Ramón, los pibes piden pista. Están rápidos, la pelean y jugaron un partidazo. Cada vez que se ponen la banda cruzada hacen algo interesante, tienen hambre y quieren su oportunidad. Y no es casualidad, el primer partido que River gana jugando bien fue gracias a ellos, a esa frescura e insolencia que los caracteriza. La opaca imagen mostrada recientemente cambió de la Manu de los pibes.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO MILLONARIO - @Gaspar_L
