"Coherencia" es una palabra que francamente no debería ser tan difícil de encontrar en cualquier ámbito. Estamos hablando de una característica que en sí misma no significa excelencia o brillantez, pero en este extraño país y en este mediocre fútbol argentino aquel que ostente dicho rasgo se destaca y marca la diferencia.
Así arribó Omar De Felippe, sin declaraciones rimbombantes y con un discurso plagado de realismo y sentido común, su trabajo empezó a dar frutos rápidamente e Independiente comenzó a cambiar la desdibujada imagen que traía, entrenamiento a entrenamiento, partido a partido.
Con 3 triunfos, 2 empates y 11 puntos logrados sobre 15 disputados, no sólo los fríos números avalan la mejoría desde la llegada del entrenador, sino también la evolución en el juego de los once que salen a la cancha.
Con ganas, empeño, dedicación y sin terquedad, fue probando, ensayando y de a poco fue encontrando los representantes más fieles a su idea: hoy Diego Rodríguez es el indiscutido arquero del Rojo. Vallés, Cáceres, Morel y Villalba parecen ser los intérpretes más idóneos para una línea de fondo que se va amigando con la solidez. Más allá que le sigue faltando mucho para alcanzar una firmeza que brinde tranquilidad.
En el medio, parece que Razzotti es el volante central, ayudado por Zapata y Mancuello a sus costados, a quienes no les falta recorrido y dinámica. Más adelantados, podemos ver al mejor Montenegro (quien sigue distando demasiado del que pudimos disfrutar alguna vez) junto a Pisano, ese inquieto chiquitín que hoy es la figura más desequilibrante del ataque. Con frescura y habilidad. Y arriba, Parra, empieza a cumplir con goles.
Resultó complicado encontrar las mejores variantes y asociaciones como para que el equipo arranque y encuentre motivos como para pelear el ascenso a la Primera División. Pero, afortunadamente, De Felippe aplicó toda su coherencia al servicio de Independiente y parece que estamos encontrando un rumbo.
Una vez más solicito, sepamos acompañar desde afuera. Alentando con tranquilidad, confianza y, sobre todo, pensando, siendo inteligentes, asumiendo el lugar donde estamos.
El gigante se está despertando.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO - @GastonIbarra
