BOCA 2 VELEZ 1
Tu cuñado se ríe porque vivís en un country y tenés que agarrar el auto para clavarte un cucurucho de mierda. Entonces lo desafías a una competencia, sacás pecho y lo llevás a ese local fashion que abrió hace poco. Saludás al cajero como si lo conocieras de toda la vida, y elegís los gustos. Crema Cubero, pedís, pero no tienen. Menta Zárate, entonces. Se acabó, te responde el gordo con boina. Poneme un poco de dulce de Peruzzi. Ya no lo hacemos, te dice. Ni ése ni el chuqui Ferreyra. Estás al borde de la desesperación y tu cuñado disfruta. ¿Tenés algo de Cerro? Muy poco, te dice el tipo. Le quedó una cucharada de Insúa, pero cree que está vencido. Agregame una bochita de Allione, pedís esperanzado. Con cabeza levantada, estirás la canastita careta y enseguida tu cuñado le mete lengua.
No hablan hasta llegar a la heladería de su barrio.
La cartelera de gustos triplica la tuya, y a él le resulta sencillo elegir. Es el momento de probar y comparar. El granizado con pintitas Gago -que te robaron-, el chocolate Ribair, el suavecito Miño, el sambayón Díaz y el empalagoso Martínez tienen buena consistencia. Y es cierto, tal vez sean mejores que los de tu heladería, que no tiene variedad. Pero tampoco tanto, como suelen decir tu hermana y su marido bostero.
Por lo menos así lo vimos nosotros.