Hacía mucho tiempo que GIMNASIA no tenía un partido así. El equipo hizo casi, por no decir todo, mal. Fue un tarde para el olvido, en que cuesta remarcar algo positivo. El equipo pareció perder la memoria y resultado fue una derrota que duele y que, sin dramatizar demasiado, preocupa.
Siempre de las derrotas se aprende, pero no todas son iguales. No es lo mismo perder con el último campeón que contra un equipo al que cuesta encontrarle tres jugadores conocidos. Por eso, si despúes de Rosario no había que preocuparse mucho, creo que lo del último sábado es un llamado de atención que no debe pasarse por alto.
Preocuparse no es sinónimo de volverse locos y hacer cosas apurados y mal. No creo que haya que hacer grandes cambios, ni cambiar demasiado la idea. Si, hay que laburar y mucho, para mejorar las cosas buenas que tiene el equipo, para encontrar constancia en el juego que se traduzca en regularidad en los resultados.
GIMNASIA es un equipo con ADN propio, que sabe su libreto y lo que tiene que hacer de memoria. Cuando sale concentrado y con el objetivo claro es difícil ganarle, cuando sale desconcentrado, tibio, pasa lo que pasó en Rafaela. Este equipo no es mucho menos que nadie, pero tampoco es mucho más que nadie, por eso cuando da ventajas las paga una por una.
No podemos jugar noventa minutos sin presionar, perdiendo las divididas y todas las segundas jugadas. No podemos estar tan imprecisos, y errar tantos pases. No podemos apostar sistemáticamente al pelotazo a Rasic porque estamos muertos.
Hay que parar la pelota y pensar. No es complicada la situación ni muchos menos. Diez puntos siguen siendo muchos, pero para seguir sumando hay volver a las fuentes. Presionar, meter y sobre todo volver a jugar, porque este equipo tiene con qué y puede hacerlo muy bien. Hay que volver a ser nosotros y hay que volver a ganar el lunes en casa.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO TRIPERO
