De haberme puesto a escribir ni bien terminado el partido, me hubiera referido a la gran victoria que nos trajimos de Rosario. Dudo que muchos equipos puedan sacar los tres puntos ahí. También, de lo encantado que quedé con el partido que hizo Elizari, de los dos golazos, de lo que emociona ver a Kanne dando todo por evitar un tiro al arco rival (yo te lo cuento como gol a favor, Walter), de quedar ahí nomás de la punta… Pero, al igual que todos los cuervos, tenía esa sensación agridulce que quedó dando vueltas desde la salida de Caute. Ni siquiera habían vuelto a repetir su jugadón para meter el 1-0, que apareció tirado por la mitad de cancha. Inmediato pedido de cambio por parte del médico. Ese maldito gesto. Ahí mismo en la cancha. No hizo falta ni controlarlo a un costado. Dijeron esguince y esas tres/cuatro fechas que demanda la recuperación ya nos parecía mucho. Pero la sensación incómoda era más fuerte. ¿Podría ser algo más?
Mientras tanto, el partido siguió. Lo liquidó Tito Villalba, aquél que justamente había reemplazado al goleador. Buena noticia si la encuadramos en el contexto del partido en sí. Sale un goleador y entra otro. Hay recambio.
Pero terminó el partido y empezó a rumorearse lo más temido. Mencionaron ligamentos comprometidos. Ligamentos es al fútbol lo que el rating a canal 7: siempre una mala noticia. Siguió el rumor cada vez con más fuerza hasta que oficialmente se confirmó. Chau Caute por varios meses. No se puede creer la mala suerte. No le pasó a ninguno de los muertos que trajimos como delanteros en torneos anteriores. Le pasó al primero que pintaba bien desde la lejana partida de Bergessio. Cinco goles en seis partidos y una actitud con la que rápidamente se ganó a los cuervos. Sí, podemos juntarnos a putear a la maldita suerte en todos los idiomas.
Pasado este momento duro, habrá que ver cómo se intenta paliar esta ausencia. En el plantel, si bien hay delanteros, ninguno tiene las características de Cauteruccio. El cuerpo técnico tendrá que evaluar lo mejor y nosotros, los hinchas, confiar en que evalúen bien. Y, luego, los dirigentes sabrán decidir, con la pericia y criterio que vienen mostrando, si hay que salir a buscar o no.
Mientras tanto el torneo sigue rápido y el plantel tendrá que levantarse del golpe recibido. El sábado nuevamente vamos a copar el Nuevo Gasómetro para recibir al equipo y alentarlo. El triunfo sería la mejor forma de darle apoyo. ¡Fuerza Caute!
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO CUERVO
