Costó arrancar. Al principio se presentó chivo, pero sobre el final se pudo ganar. Vayamos
por partes, como dijo un autopartista en Warnes. De un lado los extraños planteos de Matías “Pep” AlmeydaGuardiola, que
no estaba en el banco por haber sido expulsado contra Sportivo Belgrano y su
puesto lo ocupó Gabriel “Tito” Amato Vilanova. Del otro lado, estaba Mario Gómez,
cultor del “catenaccio criollo”. Con estos ingredientes podía pasar cualquier
cosa.
No pretendo hacer una crónica del partido, usted seguramente fue a la
cancha, lo vio por tele, lo escuchó por radio o actualizaba el partido en su
celular mientras puteaba a su suegra, que estaba internada y tuviste que ir a visitarla con la bruja. El primer tiempo de
Banfield fue bastante monótono y aburrido, contra un rival que, acorde a la
tradición de su técnico, se refugiaba atrás a esperar que el reloj corra más
rápido que sus propios jugadores.
El taladro fue más intención que juego. Hubo
algún que otro destello de Salcedo. Tagliafijo cada día más gigante. Caicedo
sabe bastante con la bocha al piso, pero el temita es que cuando las papas
queman se esconde o no pone la patita como habría que ponerla. Así se fue el primer tiempo. En el segundo
tiempo la cosa cambió. Porque entraron Bertólo y Requena, un juvenil que recién
cumplió los 17 años, un pichón en edad pero que ya es crack. El juego cambió,
se asoció con Cazares, después vinieron los dos goles de Salcedo y el resto es
historia conocida.
Hablemos de Jonathan Requena, todos los medios hablaron de
su acción. El de “tomá, come pasto”. Todos se “indignaron” (hoy la gente se
indigna con suma facilidad) con lo que hizo y dijo Requena. Hay cosas que no se
ven desde una cabina de transmisión. Pero no cuentan la jugada previa. Marcelo
Berza, un burro al cual tuvimos que padecer como propio del 97 al 99, lo cagó a
patadas. Este troglodita del balompié, no contento con marcarle el puntín de su
botín al pibe, lo puteó por una “pisadita” que se mandó. El “tomá, come pasto”
es una contestación a esa agresión. Encima el rústico se ofende y obviamente
sus compañeros también. Requena, en lugar de putear, le respondió con una
sonrisa y creativamente. Todos los medios levantaron el tema y hablaron de
“provocación”. Fue una respuesta muy buena ante una agresión del burro este que
se ofendió por la “pisadita” ¿Cuál es su pecado? ¿Jugar bien? El chico pidió
disculpas por twitter, estoy esperando que el caballo de Berza también pida
disculpas, pero al hipódromo de Palermo, por faltarle el respeto a la raza
equina. Jonathan Requena tiene mística de Potrero, se la banca con juego y se
la banca con personalidad. Un amigo dijo “Requena la garrafeó”, en honor al
eterno Garrafa Sánchez. Y si, tiene razón. Hacía rato que no se sentía en el
aire ese mágico aroma de potrero. Gracias Requena. Y vos, Berza, soplá esta
Requena.
Por lo menos así lo siento yo.ADELANTADO TALADRO