Parece lejana aquella llegada del “Melli” al Benfica allá por 2013, proveniente de River, donde era resistido por su definición errática y su predisposición a caer en offside. El argentino no fue bien recibido en el club portugués, donde hordas de hinchas se juntaron a apedrear el avión que traía al jugador. Casualmente, el piloto se pasó de largo y quedó varios metros delante de la línea de aterrizaje permitida. Cuando Rogelio se asomó, los dirigentes le acercaron un balón para la foto de rigor. El delantero quiso hacer jueguitos, pero enseguida tropezó y cayó por la escalerilla, ante el desconcierto de la prensa.
Pero el tiempo le dio la razón a Rogelio, y los hinchas tuvieron que cambiar las banderas de “Funes Mori = Cáncer de testículos” por las de “FM9: Gracias por tanto, perdón por tan poco”.
Es cierto que la primera temporada no fue como se esperaba. O sí, porque el ex River fue suplente y solo entró en 14 oportunidades, no anotó goles y alcanzó un promedio de 6,71 offsides por partido.
Pero un puñado de hechos inesperados cambiarían su vida, y lo catapultarían al éxito futbolístico. Por un lado, la FIFA decide abolir la Ley del Offside; y por otro, Agustín Orión, recién llegado al club portugués, le fracturaría ambos tobillos en una práctica, obligándolo a someterse a una operación. En medio de la cirugía, los médicos notaron que Funes Mori sufría el “Mal del Piojo López”, una extraña malformación congénita, que produce que la persona crezca con los pies cambiados de lugar. Los galenos procedieron a una doble amputación, con posterior reinserción de los mismos en el lugar correspondiente.
Esa temporada empezó marcándole tres goles al Sporting de Lisboa. La potencia goleadora del Mellizo, que anotaba dobletes y tripletes con la misma facilidad con la que antes caía en fuera de juego, generó los elogios de la prensa, que aseguraba que el ex River era la reencarnación de Alfredo Di Stéfano. La Gazzetta Dello Sport fue categórica: “Rogelio es la suma de la eficacia de Messi, la velocidad de Cristiano Ronaldo y la exquisitez de Totti”. El Benfica se hizo fácilmente de la triple corona de ese año: obtuvo la Liga, la Copa de Portugal, y ganó la Champions 2015 con holgura, derrotando por 8 a 1 en la final al Real Madrid del Tata Brown.
El juego de Funes Mori y su voracidad goleadora despertaron admiración en todo el mundo: el exigente Sanfilippo aseguró, con humildad: “Si Funes Mori hubiera sido compañero mío, yo era suplente”. Rogelio era también reconocido por la FIFA, que le otorgó el preciado Balón de Oro en 2017, 2018 y 2019. No conforme con eso, también se llevó el premio Cresta de Oro, ante la mirada atónita de Cristiano Ronaldo, uno de los favoritos de la terna, que quedó en segundo lugar.
Claro que no todo fue éxito para el Mellizo, que llevaba ya 719 goles en cinco temporadas. El equipo cambió de DT sorpresivamente, y esto lo perjudicó. La llegada de Pellegrini lo situó en un día a día tenso con el entrenador. El Ingeniero se cansaba de pedirle que, antes de enganchar en el área, calculara el coseno de la suma de los ángulos adyacentes y consecutivos que se formaban entre el codo del marcador central y la rodilla del marcador de punta que venía cerrando. La respuesta desafiante del Mellizo era siempre la misma: pelota bajo la suela, bicicleta, y rabona de zurda al palo del arquero.
A pesar del chileno, los éxitos de Rogelio continuaban de forma fulgurante: el Benfica no tenía rival. En 2019 ganó la Champions League por quinta vez consecutiva, además de los mundiales de clubes de cada año, en los que superó al Santos en dos ocasiones, al Brown de Adrogué de Pablo Vicó y al Belgrano del Ruso Zielinski.
Desde Un Metro Adelantado queremos felicitar a Rogelio Funes Mori que, con un total de 402 votos de un jurado compuesto por 404 integrantes, se llevó una vez más el máximo galardón al que puede aspirar un futbolista. Hoy, la carrera del otrora puteadísimo delantero de River Plate parece no tener techo.
ADELANTADO DEL TIEMPO
