Nada más claro que lo que indica el título, triunfazo de Colón en Buenos Aires, cuando todo estaba preparado para que la fiesta sea del local y los goles de la fiesta lo hiciese su última figurita incorporada. Gracias a lo lindo de este deporte, el triunfo fue para el más débil, para el que hizo el sacrificio, para el que iba de punto.
En lo referente a lo futbolístico, después de mucho tiempo, puedo decir que hubo una táctica clara y que se pudo respetar a lo largo de todo el partido. Hubo cierta solidez defensiva, aunque todavía sigue faltando más volumen de juego y la tan necesaria identidad. De todas maneras la táctica venció al presupuesto superior y mayor despliegue de juego.
Funcionaron todas las líneas, lamentablemente cuando falló, en el único error que se tuvo se recibió un gol, pero eso no opaca la labor del equipo. Colón ganó el segundo partido en la historia frente a River en el Monumental, y cortó una racha de 6 partidos sin victorias en condición de visitante. A eso le podemos sumar que River no perdía de de local hacía 41 partidos, así que es otro logro que suma a lo anímico, tan importante para este Colón vilipendiado.
Si bien el funcionamiento de todo el equipo fue muy bueno, nuevamente debemos destacar la labor de Germán Montoya en el arco, de Leonardo Prediger en el medio y de Facundo Curuchet arriba. Para ser justo, merece una mención especial Rubén Ramírez que corrió todo el partido y convirtió un gol exquisito.
Lamentable el trato hacia los chicos de la reserva y los dirigentes Sabaleros que fueron ubicados en un sector colmado de inadaptados “Millonarios”, que les propinaron cobardes agresiones.
Para finalizar, triunfo importante a lo Colón, respeto de la táctica y notable mejora anímica. Ahora a hacer hincapié en el volumen de juego y lograr la identidad buscada.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO SABALERO - @Colon_Historia
