¡Qué partido chivo! Un partido duro, complicado, que se ganó con lo justo y menos también. A cancha llena, tardecita de sol, ideal para aquellos que como yo no aguantábamos mas la comezón de la espera de que otra vez ruede la globa sobre el verde césped (aunque en esta oportunidad, no tan verde, convengamos que el quince de abril conoce de épocas mejores. ¿Serán las obras?)

La verdad de la milanesa, como dice el refranero popular, es que entre el desconcierto de los jugadores de UNION, y la rudeza de los jugadores de la villa, tanto valía que salga pato o gallareta. Bastó un bombazo del uruguayo para que se plasmara en el marcador la diferencia frágil y endeble que a los postres resultó definitiva. Y con eso bastó para lograr lo que se tenía que hacer. Ganar y punto. Uno a cero; medio a cero. Ganar y gritarlo con todas las ganas. Empezar con el pie derecho, empezar bien de una pucha vez. Que este torneo es larguísimo, y no hay que regalar nada de nada. Un cuarto a cero también vale. Obvio que dos o más mejor, pero… como se dio la cosa… Ganar un partido así vale su peso en oro.

Los primeros tres puntos. Esperemos que sean los primeros de muchos, y que sumen lo suficiente para demostrar que somos candidatos al ascenso, no solo por historia, por nombre, sino por juego y jerarquía, dos cosas que no estuvieron el domingo dando vueltas por el quince de abril. Ya llegarán, es la esperanza de este cronista y de cada TATENGUE que quedó ronco el domingo. Como dice la canción de Caballeros de la quema…

"Partido chivo el que jugamos:
todos atrás y dios de 9
todos abajo y dios de 9
todos atrás y nuestro dios siempre en orsai".

Se ganó y punto. Con una cuota de suerte, algo raro de encontrar en UNION en los últimos tiempos. Esperemos que se mantenga la misma, o mejor, esperemos que se afine el equipo y gane confianza en la cancha, la misma confianza que le transmitimos desde la tribuna.

Ahora… a otro desafío. Viernes a la noche. Ideal para tomarse un Lizio disfrutando de esto tan lindo que es la pertenencia a los colores, el hormigueo de las manos, preparar un trapo, portar orgulloso la camiseta, utilizar las cábalas ineficaces de siempre, y ese calor que  me crece en el pecho de manera exponencial hasta transformarse en un grito desaforado que se escapa por mi garganta y que determina, en dos palabras, una vida de estado Uniónico: "DALE UNION". Estés donde estés, ahí me tendrás gritando mi aliento incondicional.

Lo demás, los demás, son puro cuento.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO TATENGUE -. ‏@adelantadoUnion