Ya nos enseñó el maestro que el triunfo y el fracaso son dos impostores, aunque ello no obsta la felicidad que debemos sentir todos los quemeros por el reconocimiento a todos los títulos obtenidos por el club, en realidad al reconocimiento de la rica historia del globo. Tanto con los títulos amateurs como con la oficialización de los torneos no regulares disputados bajo la órbita de AFA se demuestra el lugar de privilegio que supo ocupar Huracán a lo largo de su vida. Lo que pasó es solo una muestra más que permite seguir ratificando la grandeza de Huracán frente a los otros que intentan inútilmente disputarle su lugar de sexto grande.

La gran diferencia entre ellos y nosotros es que nosotros somos grandes desde la cuna, mientras que los demás se fueron fabricando, casi como una moda, creyendo que podían enterrarnos y ocupar nuestro lugar, pero Huracán, descendido, pobre y penando se los come crudos a estos equipitos infames que se inventaron en los noventas.

De todos modos, este reconocimiento debe servir de trampolín para poder seguir bordando  con estrellas nuestro pecho, para retomar el sendero de la gloria y, hoy, comienza  ese trayecto para el necesario retorno a primera.

Hoy volvemos al Ducó, con la historia a flor a piel, la ilusión renovada y la garganta bien cargada para alentar al globo. Hoy es el primer paso del largo y difícil camino rumbo al ascenso. Nos sobra más chapa que nunca para lograrlo. Este debe ser nuestro torneo, el del ascenso y, luego, el del despegue definitivo del club a la gloria. 

Estoy convencido que el Turco puede lograrlo, mitad por sus cualidades y la otra mitad porque creo que si no es ahora, sería muy difícil en otro momento, por eso, desde estas líneas, humildes y fanáticas, vengo a pedir aliento, unidad y compromiso con el globo. 

Por último, un pedido para los dirigentes en general, déjense de joder con los hinchas y el chamuyo de la violencia. Queremos ir a la cancha a ver a nuestros equipos. ¿Te molestan los barrabravas? Hace algo contra ellos, no contra nosotros. Estamos re podridos de pagar los hinchas, los platos que rompen las mafias.