RIVER 1 – CENTRAL 0
Domingo temprano, todavía medio dormido y en pantuflas, arrancás para la panadería. Elegís las facturitas, pagás y cuando te estás yendo, te topás con una cara conocida. El flaco te encara: ‘A vos te tengo de algún lado’. Momento incómodo. Lo mirás y no lo podés creer. Es Roque, el hermano de Ana, tu primera noviecita. Mil cosas se te vienen a la mente: lo buena que estaba Ana, lo simpática que era, la manera en la que lloraba cuando se enteró que la cagabas con su prima, la promesa de Roque de molerte bien a trompadas y el año que te pasaste escondido por miedo a morir.
El tipo insiste en que no sabe de dónde pero que de algún lado te conoce. Te hacés el boludo y tratás de convencerlo de estar confundido. Pero el sujeto no se rinde y sigue intentando descifrar la familiaridad de tu rostro. Sería una vergüenza que te recuerden ese pasado oscuro. Desesperado, aprovechás que giró para pedir un par de vigilantes y corrés para salvar tu dignidad. La verdad, un momento de mierda que te hizo recordar ese año espantoso plagado de recuerdos chotos. Tan chotos como los que se le vienen a River al reencontrarse con Central. Pero bueno, la vida siempre da revancha. Hoy saliste ganando y ese año para el olvido ya quedó atrás.
Por lo menos así lo vemos nosotros.
