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18 julio 2013

CELLAY HABLA CON DIOS


18 julio 2013

Dios: Justo ahora que acabo de colgar... Me cago en mí mismo... ¡Hola!

Cellay: Buenas tardes, Señor. Lo llama un humilde cristiano...

Dios: ¡Cristiano! ¡Qué vas a ser humilde vos! ¿Cómo anda todo por España? ¿Estás pinchando el muñequito de Messi como te indiqué?

Cellay: No señor, no soy Cristiano.

Dios: Ah, sos de la colectividad.

Cellay: No, soy católico. Me llamo Christian Cellay.

Dios: Ah, cómo estás... contame mientras miro tu ficha... ¿quién te dio mi teléfono?

Cellay: Lo encontré en la cancha auxiliar de Boca, creo que se le cayó a Franco Sosa una vez que se tropezó en un entrenamiento cuando intentaba salir jugando.

Dios: ¡Franquito, claro! Conversamos hace años. Pegó dos clubes grandes y una temporada en Europa. Después dicen que no hago milagros.

Cellay: Yo necesito tanto, Señor...

Dios: ¡Claro que no! A pesar de tus condiciones, llegaste a Primera. Igual, mucho no duró y ¡te colgaron en Huracán! Así y todo, después metiste una carrera... Sabella te convocó una vez para la Selección... ¡Ya tuviste más milagros que mi hijo y tenés un par de años menos!

Cellay: Todo me lo gané con esfuerzo.

Dios: Esfuerzo es otra cosa Christian, esfuerzo es lo que hace la gente de River para no putear a Funes Mori. Vos tuviste suerte...

Cellay: Entiendo, Señor, pero necesito ayuda. Desde que me corté el pelo perdí la fuerza.

Dios: Uy, como Sansón. Y yo que encima no te di dinámica, ni timing, ni velocidad, ni marca... Si encima perdiste la fuerza... debés estar listo. Decime que no te lo cortó una mina.

Cellay: No, me cansé del rodete.

Dios: Cierto, vos tenías una onda Fariña, claro. ¡Aunque él tenía mucha más salida! Vos no podés entregar bien ni una pizza en una garita. Pero contáme, ¿qué es lo que querés, pibe?

Cellay: Y mire... Tengo ganas de volver a La Plata.

Dios: Devolvéla entonces, me parece bien...  ya robaste demasiado.

Cellay: No me diga eso, Señor. No se olvide que conquistamos América.

Dios: Ese fue Colón, Christian. A mí no me chamuyés, que si no fuera por la mano que le di soplando las carabelas todavía seguiría dando vueltas en el Atlántico.

Cellay: Digo que con Estudiantes gané la Copa Libertadores jugando de 4.

Dios: ¿No querrás decir que en el Pincha que ganó la Libertadores vos eras un 4 de copa?

Cellay: Señor, ¡Jugué la final del Mundial de Clubes! Estuve a centímetros de Messi, Henry, Xavi...

Dios: Bien, ¡llegaste a verlos! Porque en la cancha te pasaban como poste. Al menos te diste el gusto de verlos de cerca. ¿Sacaste fotos?

Cellay: Creí que no haría falta. Al tiempo me fui a Boca y pensé que iba a regresar a Japón.

Dios: Ah, pero además de todo sos ingenuo... ¿Lo conociste a Román, por lo menos?

Cellay: Sí, pero Riquelme es un líder negativo. Es mentira que habla con los juveniles.

Dios: Bueno, pero Román es así, hace la suya. Además, se está volteando a Mónica Farro, mirá que va a andar gastando tiempo en explicarle a los juveniles cómo se le pega a la pelota.

Cellay: Y encima Bianchi no confió en mí, me quemó.

Dios: Tal vez, pero vos sos más inflamable que una estación de servicio con la tubería rota.

Cellay: Señor, necesito su ayuda. Quiero volver a vivir esos grandes momentos que tuve con el Chavo, el Chapu, el Colorado y la Bruja.

Dios: ¿Y quién no? Un grande Chespirito. Pero ya no hacen más esos capítulos. El Chavo del 8, el Chapulín Colorado, la Bruja del 71, qué manera de reírnos con San Pedro.

Cellay: No. Hablo de Desábato, Braña, Re y Verón...

Dios: Bueno, te digo que hoy esos también dan risa.

Cellay: No se burle, Señor. A mí la gente me perdió el respeto. Se olvidan de mi trayectoria, de lo que gané, de los tiempos en que era el Samurai.

Dios: Mirá, el último samurai fue Tom Cruise, el de Misión Imposible. Lo único parecido son las patadas. Y una misión imposible es que tires un centro a la cabeza de un compañero.

Cellay: ¡Pero al final, Usted no me está ayudando nada, Señor!

Dios: Es que tengo que repartir, Christian. No puedo gastar todos los milagros en una sola persona. Cuando vio tu carrera, Jesucristo de hecho, se puso celoso. Yo siempre le dije que era mi favorito. No me cree.

Cellay: ¿Pero no puede hacer nada Usted por mí?

Dios: Y mirá... como viene la mano, lo mejor que podés hacer es retirarte. Tenés 31, y si seguís jugando así a los 33 te crucifican. Vas a ser como mi hijo pero sin iglesias, ni rosarios, ni estampitas. Lo más cerca de Jesús que vas a estar es con Méndez, si es que los pasás a saludar a tus ex compañeros por la Boca.

Cellay: Bueno, lo voy a pensar. Por ahí me doy una chance más y pruebo con Almeyda en Banfield.

Dios: Con Matias no. Llegás a ir vos y el muy depresivo se suicida... Con lo que me costó levantarle el ánimo después del descenso.

Cellay: Yo lo veo muy bien ahora. Lo veo en paz.

Dios: En pastilla, Christian. En pastilla.

Cellay: No entiendo Señor... Usted habla tan raro. Yo quería ser el Cata Díaz de Estudiantes, pero va a ser difícil si Usted no colabora.

Dios: Mirá, esta noche te mando un camión, que te choque de frente. Vos no te preocupes, no creo que quedes con menos movilidad que ahora. Pero vas a quedar feo, muy feo.

Cellay: Pero Señor, me está destrozando...

Dios: Me pediste ser como el Cata Díaz. ¿O no querías eso? Y ahora te dejo, que tengo que hablar con Moyano para negociar el tema del mionca.

Cellay: Pero señor, no me entend...

Dios: Basta Chris, me tengo que rajar... Eso sí: prometeme que si te llama Sabella fingís una lesión. Otro de Estudiantes sería un abuso. ¡Abrazo!

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