Luego de haberle dedicado una reflexión al director técnico de Independiente la semana pasada (El Ángel Brindisi), en esta oportunidad nos toca analizar a la figura o emblema del equipo.
Claramente el jugador representativo, o de mayor trayectoria ligado a la camiseta roja, es Daniel Gastón Montenegro, con quien, debo reconocer, tengo sensaciones encontradas.
A sus 34 años, y luego de haber transcurrido cuatro etapas en Avellaneda, mi balance con el Rolfi es netamente positivo, no tengo dudas. Eso sí, francamente creo que siempre le faltó algo más para consagrarse como ídolo, y todo lo que esa intensa palabra significa. Para expresarlo con claridad, le faltó 5 para el peso.
No voy a poner en duda sus habilidades y condiciones técnicas, sería injusto y ridículo si lo hiciera. No obstante, creo que Montenegro no nació para ser líder. No es ninguna falla y mucho menos una cuestión criticable, pero no parece tener ese carácter o fuego sagrado para ponerse un equipo al hombro y transformarse en guía de sus compañeros.
Repasando sus cuatro momentos en Independiente, en el año 2002 pudimos apreciar su mejor versión. Junto a Federico Insúa, Andrés Silvera y Pablo Guiñazú, Montenegro se liberó, fue figura y componente determinante de aquel inolvidable título.
En el 2000 (su primera vez en el Rojo) nos sorprendimos con él en sus 19 partidos jugados y los 7 goles. Muy buena cifra.
Después, en su segundo paso, del 2006 al 2009, se presentó en 87 cotejos y festejó en 31 ocasiones. En resumen, dos buenos recuerdos que no ostentaron logros personales ni grupales.
Entonces, de esta manera, llegamos al 2013 con el gran 2002 y los aceptables 2000 y 2006. Claramente este último regreso debía ser el consagratorio. Más teniendo en cuenta la histórica situación apremiante respecto al descenso, era su chance de convertirse en ídolo, con todas las letras.
Bueno, nada de eso sucedió. Dentro de la cancha Daniel Montenegro fue uno más. Más allá de algunos pequeños destellos de calidad, el Rolfi no estuvo a la altura de la circunstancias y el equipo lo sufrió.
Mis sentimientos para con él son verdaderamente positivos, más a sabiendas de su continuidad en la B Nacional, pero Montenegro pudo haber sido mucho más para el hincha de Independiente. No pudo, no llegó, igualmente valoro y agradezco todas las alegrías que nos dio.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO - @GastonIbarra