La última línea del equipo, de una leve mejoría con respecto a los inmediatos antecedentes, no sufrió demasiado las potentes embestidas de Falcao y Martínez en el primer tiempo, debido a la buena tarea de los centrales, que supieron neutralizarlos. Bien por ellos, que firmes y seguros, rechazaron casi todos los envíos que pasaron por el área. Su tarea pendiente, sigue siendo (y es de vital importancia que trabajen para corregirlo) la de cubrir de una manera más convincente la espalda del pobre Mascherano, que a vista de todos sufre y mucho cuando le toca jugar como volante central, sin la compañía de Gago para trabajar en la recuperación de la pelota (tarea que el número 14 cumple mejor de central que de mediocampista, desde hace más de dos años). Cuando esto suceda, sabremos realmente para qué están Rojo y Zabaleta, sabremos cómo se proyectan. Hoy, frente a un equipo que nos atacó por las bandas todo el partido, tomaron la decisión correcta, que era la de custodiar el carril. ¿En qué fallaron? Podríamos creer que en la marca. ¿Por qué? Porque pese a no tener profundidad, Colombia nos llenó de centros durante gran parte del cotejo.
El "mediocampo" argentino transitó una vez más por esa especie de intrascendencia que lo caracteriza. Hablo de un cinco al que le cuesta, y mucho, recuperar pelotas cuando el equipo más lo necesita, ¿Para qué está el ex River si no es para eso? Hablo, también, de un Montillo que nuevamente sobrevoló la cancha, no se sabe muy bien de qué jugó, si fue enlace, si fue un cinco con proyección ofensiva, si jugó por el medio, por la derecha, por la izquierda. Biglia no fue Gago, y el equipo, o sea Di María, lo sintió. Ya no hubo cortes y pases entrelíneas a los pies de los delanteros. No fue casual que Di María sintiera el desgaste en los últimos 45 minutos de juego: la falta de recuperación y de un primer pase, lo obligaron al “fideo" a hacer de Gago, de Messi y de Di María, pasó a ser el único factor de peligro de Argentina.
Poco que decir de la delantera. La falta de Messi, el cansancio de Di María, y la expulsión de Higuain, fueron todos factores condicionantes de resultado negativo para la estrategia del equipo, que consiste básicamente en depositar todas las esperanzas en las condiciones espectaculares de sus delanteros, como si solo de ellos dependiera ganar un partido, o, por caso, una Copa del Mundo.
Argentina necesita ordenar su pata más flaca, que es la defensiva. Necesita un central con carácter, ¿Cuántos homicidios en masa cometieron, para nunca ser convocados tipos como Coloccini o el "Cata" Díaz? Si aspira a conformar un equipo sólido, el técnico argentino debe saber que no se puede regalar tanto espacio entre el volante central y la dupla de marcadores. Necesita, a la vez, un cinco que recupere pelotas cual "Chicho" Serna en las épocas de gloria del bianchismo. Y necesita alguien que sustituya adecuadamente la figura de Messi. Es altamente curioso como jugadores de la talla de Pastore y Tévez (que acaba de finalizar la temporada en el City con un gol más que el jugador que llegó para reemplazarlo) no entren en ninguna convocatoria.
¿Sabella será capaz de ver estas pequeñas señales antes de que se transformen en grandes problemas? Las victorias a veces son engañosas. El combinado argentino lo gana todo, ¿”Pachorrius” no tiene respaldo suficiente para probar algunas variantes, en pos de buscar una mejoría defensiva? ¿A qué le teme el hombre? ¡Vamos, che!
Falta. Todavía falta...
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO BIANCHISTA
