NOVEDADES

25 junio 2013

ALTER EGO PARANOICO


25 junio 2013

Panamericana, a metros de capital: “Va a ser un quilombo, sé lo que te digo. Nosotros tenemos hinchas desperdigados por todo el país pero en Avellaneda… ¡ ellos son mayoría! Habrá corridas, gases, algún muerto…  ¡Uf, si la General Paz está pesadita… imagináte lo que será el puente Pueyrredón! ¡Llegaremos tarde y la cancha va a ser un despelote! No tendremos dónde estacionar. Aparte, los trapitos van a cobrarnos cien pesos por cuidarnos el auto… ¡Je, cuidarlo! ¡Seguro que volvemos con algún vidrio roto… O quizá nos tiendan alguna emboscada.” “Tranquilo, tranquilo. No seas tan paranoico. Es temprano”. “Tendríamos que habernos quedado en casa, sin chupar este puto frío. Con el operativo que habrá no vamos a poder entrar ni una spika ¿Para qué carajo vinimos vestidos de negro como reverendos pelotudos? ¡Y vos estás loco! ¿Cómo se te ocurre traer cirios de iglesia? Seguro que nos metemos las máscaras y los cirios en el tujes ¿Trajiste el carnet? ¿Lo tenés al día?”. “¡Pará un poco, chabón, si seguís rompiéndome los pies abro la puerta y te tiro a la colectora!”.

Después del molinete: “Esto es una joda ¿Viste? ¡Operativo la pindonga! Se va a armar quilombo, sé lo que te digo ¡La mierda, esto está hasta la pija!” “¡Calláte y disfrutá de este espectáculo! ¡Es irrepetible!”. “¡Boludo! ¿Qué carajo están armando esa manga de locos? ¿Cómo carajo hicieron para entrar todo ese arsenal? ¡Chernobyl es un poroto al lado de esto! ¿Qué traen ahí?... ¿un ataúd con un tipo adentro? ¡Mirá, no sos el único que trajo cirios! ¿¿¿Van a prender fuego todas esas bengalas??? ¡Van a suspendernos la cancha de por vida! ¡Boludo, no se ve nada! ¿Dónde estás? ¡Pablo, Pablo! ¿Dónde mierda te metiste? ¡No se ve un carajo! ¡Van a suspender el partido, descontarnos treinta puntos y de cabeza a la B! ¿Para qué carajo vinimos? ¡Te dije que nos quedáramos en casa! No se puede respirar con este humo ¿Dónde mierda te metiste?”.

Fue un dilatado momento de incertidumbre. El denso humo negro no se disipaba y no había viento. “¡Viste, te dije, van a suspenderlo!”, me pareció oír. Pero, contra toda lógica, el árbitro debutante esperó todo lo que fuera necesario y el encuentro comenzó.

Y lo que vi fue un equipo de primera apabullando a otro de segunda. La diferencia, abismal. Por un momento, se me cruzó por la mente el tan mentado contrato de Sava y me sonó absurdo. Este Racing, nombres mediante y con todo respeto hacia Unión, estaba varios escalones por sobre el descendido tatengue. Pero los goles no vinieron hasta el penal. Vietto se lo pidió a Saja. “¡Nooo! ¡Ahora lo yerra!”, escuché a lo lejos. Gol anulado. “¿Ves? ¡Ahora lo tira a la tribuna!”. Vietto la pincha. Golazo de penal. El pibe es un crack.

Entretiempo: Por los altoparlantes anuncian que habrá un absurdo cambio de grupo electrógeno y piden que nos quedemos quietos en nuestros lugares. Ante el estupor de miles de hinchas académicos, el estadio queda a oscuras y empieza a escucharse la marcha fúnebre de Chopin. “¡Nooo, nooo! ¡Estamos en el horno! ¡Si la comisión directiva avala esto nos echan del país!”, creí escuchar la voz perdida entre asombro, murmullos y la luctuosa obra del genial pianista. Fue un espectáculo increíble, solemne. Pude apreciar la magnitud del estadio, su gente, los bronces ejecutados tratando de seguir la melodía, El buuu estirado. Desconozco de quien la idea pero fue impactante. Como en cierto mágico momento de algún recital perdido en el arcón de adolescentes recuerdos. Duró diez segundos, un año… minutos.

El segundo tiempo fue a discreción. Casi como juego de gato y ratón. Con un Villar que pareció haber encontrado su lugar en el medio y con los pibes derrochando habilidad a vertiginosa velocidad. Fueron sólo tres, lo justo habrían sido seis. Con un Saja magnánimo, dos centrales sólidos, un medio combativo y creativo y una delantera voraz y amedrentadora. Vi a Zubeldía disfrutar del encuentro, feliz con sus dirigidos, en empatía, aplaudiendo cada gesto. Insisto, quiero que siga.

Me subí al auto. Las voces comenzaron a apagarse pero en mi corazón late una luz que desea brillar intensamente sin los fantasmas de la paranoia.

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO 
Share This :
 

Top