El primer tiempo estuvimos ausentes nosotros. El segundo tiempo estuvieron ausentes ellos. Si no fuera por la copa, hubiera sido un partido de mierda, mal jugado en varios tramos del mismo. Con respecto al juego, nunca la pasé tan mal un primer tiempo en mi vida. Aunque claro, todo se ve multiplicado por los nervios de un partido copero. Fueron 45 minutos para el olvido y pudieron ser peor, pero tenemos la suerte de que ellos son bastante malos y no pudieron meter el gol. Cuando terminó esa primera parte, fue un alivio, y más al ver que en el segundo tiempo empezamos a jugar mejor, pero lo que dio Newell’s sobre el final es realmente para preocuparse.

Un segundo tiempo donde tuvimos la pelota como quisimos, ellos se quedaron sin piernas y nosotros tuvimos la posibilidad de hacer nuestro juego. Pero hace mucho que no veía un equipo tan impreciso, o quizás sí, pero no lo esperaba del nuestro que se caracteriza tanto por la técnica. Entonces esa posibilidad que nos dio Boca fue totalmente desaprovechada, regalamos pelotas al por mayor y los dejamos crecer sin que ellos propongan nada. ¿Tantas pelotas podemos regalar? Dos veces Mateo, dos veces Heinze, una Vergini, dos Guzmán, una Casco… Ya en un momento me hinché los huevos.

La hinchazón de genitales fue una constante del partido. Con suerte tenía tiempo para el alivio cuando la agarraba Pérez o Nacho, que estaban un poco más seguros con la pelota que el resto, pero Figueroa y Cruzado jugaron para el orto. Sí, orto, porque suena peor que culo y quiero que quede claro que jugaron peor que para el culo. En lo que respecta al peruano, mejoró en el segundo tiempo ya que hizo algunos buenos quites, pero Figueroa siguió en la pelotudez en la que estaba sumergido desde que empezó el partido.

Maxi, por su parte, corrió más de lo que jugó, pero al menos participó y no fue un punto flaco del equipo. Lo que pasa es que, como ya vemos partido tras partido, no es desequilibrante y, por lo tanto, no es muy protagonista en la cancha. Su rendimiento al menos me dejó satisfecho y un poquito más también. Igual que Tonso, que cumplió y corrió, tal como lo que se necesitaba. Pero tiene que empezar a terminar más jugadas, siempre promete más de lo que termina realizando.

Nuestra defensa ya es una máquina de acelerar ritmos cardíacos. Es tanto lo que se sufre que a veces extraño no pelear por nada y ver los partidos más relajado. No obstante, es un sufrimiento de buena causa, y no podemos aflojar porque lo que se viene el miércoles que viene y en todo el resto del campeonato es para tener un corazón bien resistente.

Para resumir, la verdad que el partido fue un dolor de huevos, pero muy malo al mismo tiempo. En Rosario, tengo confianza de que se van a invertir los papeles, que vamos a poder hacer nuestro juego y que vamos a eliminar a los bosteros confiados estos, que flashean que ganan con la “mística”. Se pueden meter la mística, la historia y el celular de Dios ya saben dónde. Sí, ojete se llama.

Nada más, espero sus comentarios. ¡A ganar el domingo!