Todos gritaron, todos alentaron. El Carminatti explotó. Cada uno cumplió con su deber. Los hinchas apoyamos como siempre lo hacemos y como nunca dejamos de hacerlo. Los jugadores dejaron todo adentro de la cancha y ratificaron sus deseos de llevar a nuestro querido Olimpo a lo más grande del fútbol Argentino. Unidos. En comunión.
Soy de los que no creían en el proyecto cuando se trajo a este cuerpo técnico. Si, hablo de cuando asumió Walter Perazzo. Fue hace poco más de un año cuando el Aurinegro mantenía pocas esperanzas para mantener la categoría, pero había esperanzas. Y fue muy poco lo hecho por el DT para lograr que Olimpo pueda mantenerse en Primera. Pero el tipo apostó a futuro, se bancó las críticas y empezó a buscar jugadores que lo acompañen en dicho proyecto. Y no se equivocó. Trajo a un tal Adrián Martínez que deja surcos en la banda derecha. Se la jugó con un pibito Gil que pocos conocían pero que con escasos partidos se ganó el corazón de todos nosotros. Armó una zaga central que junto con Champagne defendieron bien el arco Olimpiense. Tampoco se equivocó cuando le dio la cinta de capitán a Musto y menos cuando apostó por Marcelo Vega en la banda derecha. Y así algunos aciertos más y otros errores que en estos momentos prefiero callar.
Pero el logro más importante fue hacer que este plantel sea un equipo. Un equipo donde tiran todos para el mismo lado. Todos juntos. Unidos en un mismo objetivo: llevar a Olimpo a ese lugar del cual no debería haber bajado. Porque así es y así habría de ser siempre, como dijo el capitán -“Cuando los que empujan el carro no aflojan nunca, a la larga tienen su recompensa”.
Y eso a mí me gratifica. Me gratifica vislumbrar la unidad de este equipo. Porque más allá de los distintos resultados y de algún problema que se pueda tener con ciertos jugadores (lo de Bou debe arreglarse puertas adentro), acá nadie se siente titular ni suplente, sino que se sienten un equipo.
Por eso se me pone la piel de gallina, me emociono y grito desde el corazón los goles y las canciones con mis hermanos, mi viejo y con todo el pueblo Aurinegro. A 700km de mi primer casa, el Carminatti. Sabiendo que a pesar de que la distancia es grande, nunca me aleje de Olimpo.
Faltan los últimos pasos. Se vienen días de mucha ansiedad, alegría, nervios y no sé cuantas cosas más. Tal vez la próxima semana o quizá habrá que esperar un poco más. El cuándo no lo sé. De lo que si estoy seguro es que todos juntos lo vamos a lograr.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO AURINEGRO - @Aaurinegro
