El Teg II tenía un grosero error: Si algún contendiente ganaba la primera batalla y luego repartía los ejércitos equitativamente, ganaba el juego. Bueno, este Racing reparte de tan mala manera que juega para un siete contra equipos de ocho puntos y para un tres contra equipos de cuatro puntos. No tiene la famosa manta corta, no. Está lleno de aleatorios agujeros que cambian de lugar ad hoc para que siempre se cague de frío como infeliz.
Vi muchos Racing Vélez. De los últimos, quizá éste fue el más parejo y donde tuvimos la oportunidad de llevarnos los tres puntos pero… empardamos. “Empatamos con el mejor equipo de argentina”, dijo fulano frente a un micrófono. Me defeco. Si jugábamos así contra Tristán e Isolda ganábamos, si uno de los tres de Vietto caía en este partido, ganábamos. Jugó bien Pillud pero Ortiz fue desastroso. Cahais mejora día a día pero Saja empeora. Bolatti levantó pero Zuccu se erró un gol hecho y, así, siempre faltan veinte pal peso. Fuck!
Y toda esta serie de desdichados eventos acontece en oscuro escenario de decadente película tana similar a “Feos, sucios y malos” cuyo director es el cachivache Grondona. Desvergonzado mamarracho que, como la mayoría de los políticos, esparcen con sus picos la carroña deste fútbol tan devastado como nuestra sociedad. La sensación de inseguridad es la muerte diaria a manos de cacos y el dólar blue sube como pedo de buzo cuando, en verdad, se deprecia la moneda. “Algo podrido huele en Dinamarca”, decía el genial Shakespeare. Algo podrido huele en el fútbol que atrae buitres y ahuyenta escépticos. Tengo un pie en el estribo.
Una cosa es que los pibes busquen bajo la almohada la moneda del ratón Pérez o esperen conejos de Pascua y otra muy distinta que millones de adultos crean que el cuerno del rinoceronte negro exorciza los malos espíritus del cuerpo (Así se extinguió). De aquí en más lo veremos por videos o fotos salvo que la utopía de Jurassic park se lleve a cabo y puedan clonar mamertosaurios septentrionales. Ya nadie camina sobre el agua, salvo los ninjas del animé Naruto, pero la gente necesita de íconos, milagros, creer en el tarot, la borra de café y nuestro fútbol. Así, desta manera, ingenuamente, el balompié nuestro de cada semana desaparecerá, sepultado por ventas anticipadas de impúberes y los patéticos títeres de la AFANO llamados árbitros.
Estuve en la política de Racing. Conozco el paño. Dicho paño es la danza de los siete velos donde el último cercena cabezas de profetas. Y a boca de urna, las elecciones las ganaban Modera o Sarcac. Pero, a boca de euros pesados y pesados europeos se pergeñaron padrones y perversas listas que ya estaban “armadas” antes de que salieran los comunicados. Después de empapelar Avellaneda, misteriosamente y de un pincelazo, desaparecieron las cabezas de las agrupaciones y se “puso” a Molina. Conozco varios periodistas de Olé y Clarín que, cuando empezaba el campeonato, ya estaban al tanto de quienes saldrían campeones. Farinella sabía que River se iba a la B por decreto del pope máximo. Se cansó de señalarlo.
¿Qué carajo tiene que ver esto con el encuentro que disputaron Racing y Vélez? Simple, no son entes autárquicos que jugaron un amistoso. Se hallan dentro de un fútbol argento que provoca náuseas. Y está tan manoseado que estoy a punto de romper el carnet de socio y dedicarme al bádminton. Este campeonato es un sinsentido, anticipado por quien escribe. Me recuerda cuando River ganaba todo y sus hinchas creían que era por mérito propio y no por la mano del turco. Asimismo, reconozco que a River lo mandaron de cabeza a la B por no respetar códigos mafiosos. Y a nosotros nos la tienen jurada desde que Juan De Stéfano votó en contra de Grondona (único voto en contra que tuvo el padrino desde que se perpetuara en el poder).
Pero, la pregunta es ¿Para qué seguir competiendo si ya están decididos campeones y descendidos? Buena pregunta. Quizá ocurra algo similar cuando, décadas atrás, los equipos chicos se retiraron del fútbol. Hay equipos que son hijos de la pavota y Racing está a la cabeza. No seamos ingenuos. Los tres grandes son grandes porque siempre fueron apuntalados.
Bueno, ya drené. Este empate me coloca en la duda: vaso medio vacío o medio lleno. Eso sí, las pelotas las tengo bien llenas.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO