NOVEDADES

07 mayo 2013

EN OTRO LUGAR


07 mayo 2013

"Nunca hay que dar una pelota por perdida"... Existe ese universo paralelo, ¿no? No importa cómo haya sido tu semana. No importa si te la pasaste corriendo como un salame-esclavo, o si fuiste el centro de los aplausos. No importa porque llega el fin de semana y entrás en esa burbuja donde los códigos son simples y los diálogos concisos. Esa burbuja en la que "el clima" no es el tema de auxilio para zafar de silencios atroces, "el fulbo" lo es ¿Pero qué digo? ¿Tema de auxilio? Es el tema central. Es el que define a esa burbuja.

Llega el viernes y como quien no quiere la cosa, mirás por última vez a tu alrededor. Saludás a conocidos, y con un "me voy a la cancha", o simplemente prendiendo el tele, te despedís de éste universo y te vas a aquél

"Nunca hay que dar una pelota por perdida"... ¡Pero ojo! No es un único universo extra el que asoma cuando llega el finde. La frase que arranca tanto con estas líneas como con este párrafo, muta de acuerdo al lugar en el que te encuentres. De "nuestro lado", impregna la testa de un rubio. Si, sí: el 7. Y por deseo y obra del tipo, la misma se traduce finalmente en el grito desahogado de miles de gargantas. En el universo de "la vereda de enfrente", la frase también se hace presente, pero con tintes nefastos. Y en lugar de dibujarse un héroe de azul y blanco, se forma la silueta de un verdugo, uno que anticipa un oscuro porvenir... Universos distintos.

Sigue rodando la pelotita y no hay espacio más que para alegrías. El campo de juego deja de ser tal, y se convierte en la maquinaria de un reloj. Cada engranaje sincroniza su movimiento con el resto y eso es todo lo que ocupa tus ojos... Y tus oidos. "Tic tac", Angileri la toca de primera, "tic tac", la redonda llega a los pies del 10. El tipo la devuelve, entre líneas, como aclamando por medio de acciones que el número de su camiseta le corresponde más que nunca. "Tic tac", Angileri desborda... El centro es perfecto. Al igual que el segundo grito, orquestado por todo un estadio. La historia sigue. Los dos gritos se convierten en tres, los gritos se convierten en puntos y finalmente, estos se suman a la tabla y a nuestro motor de alegrías.

Pero el tiempo sigue pasando. Empieza la semana y caes en la cuenta de que es hora de volver a esta realidad. Con un pie adentro y otro afuera de aquel mundo, el destino se rebela y una radio prendida te retrotrae al último viernes. Repetición del primer gol y las palabras de un locutor: "Nunca hay que dar una pelota por perdida"... Una sonrisa invade tu cara y vos volvés a ese momento. A ese lugar: el de los códigos simples y los diálogos concisos. Y pensás: "Ni una pelota, ni las esperanzas".

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO TOMBA





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