Dicen los propios jugadores que lo bueno del fútbol es que siempre da revancha. Y es así como lo tomaron los propios players de nuestro querido Olimpo, después de haber dejado preocupado a todo el mundo Aurinegro hace poco más de una semana, cuando caímos con los correntinos. Después de ese partido sentí que estaban en deuda con nosotros, y que pase lo que pase, no nos podían defraudar…
Si la fecha pasada habíamos jugado mal, contra Huracán arrancamos jugando peor. Mal en todas las líneas, desbordes constantes por el lateral derecho, falta de manejo en la mitad de la cancha y poca llegada arriba. Eso, sumado a los horrores defensivos en las pelotas paradas, hizo que el “Globo” se ponga en ventaja rápidamente y nos haga sufrir en más de una oportunidad. Y ahí me surgen varias incógnitas. No sé si Walter Perazzo trabaja en los balones detenidos, de ser así, algo se está haciendo mal. Si uno se detiene a ver a los demás equipos que pelean ahí arriba, se va a dar cuenta de que varios goles los convierten por ese medio, sobre todo los virgos de La Plata.
Todo andaba mal hasta que… Si, hasta que Bou empezó a levantar su nivel y sus compañeros comenzaron a animarse. Pasados los 20 minutos, y después de que Huracán se pierda un gol debajo del arco, se lograron ajustar las marcas y los volantes agarraron un poco más la pelota. Fue en ese momento cuando Olimpo logró recuperar la memoria. Musto se hizo cargo del medio campo y demostró por qué Perazzo le dio la cinta de capitán. A partir de ahí Vega y Gutiérrez manejaron bien la pelota, ayudaron en la parte defensiva y fueron agresivos.
Sánchez Sotelo no deja dudas. En cuanto a la parte defensiva, Villanueva volvió cuando más lo necesitábamos. Jugó como no lo hicieron sus compañeros el fin de semana pasado. Es un hombre de la casa y para la B Nacional es un buen jugador. Además tiene temperamento, garra y ayuda a empujar al equipo para adelante. Por otro lado, Adrián Martínez tardó en acomodarse pero luego de eso supo ser el de antes. Bien en la marca y letal para ayudar ofensivamente.
Hay que seguir por el camino de la humildad y el sacrificio. Me enorgullece saber que acá nadie se siente más que nadie, sino que se sienten un equipo. A pesar de algunos malos momentos vividos, el romance hincha-jugadores continúa. Y ese festejo del final, con todos colgados del alambrado en la tribuna visitante, y los jugadores del otro lado al grito de “Soy de Olimpo”, lo demuestra claramente. Ese momento no me lo quita nadie.
El próximo partido recibimos a Banfield en casa, partido difícil pero que estoy seguro, vamos a sacar adelante. Desde acá, como siempre, el amor seguirá siendo incondicional.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO AURINEGRO - @Aaurinegro
