Realidades innegables no sólo para el hincha Celeste, sino que trascienden al mundo fútbol:
- El Pirata tiene con qué buscar el triunfo en cualquier cancha y ante el rival que sea.
- Además en materia de “huevo” siempre se está por encima del resto de los equipos.
- Y teniendo en cuenta el presente, nuestra defensa está cada vez más sólida y la moral deportiva en plena alza.
Dejando de lado estas cuestiones como también las inherentes a un rival desesperado, en deuda con su gente y con su fútbol, el planteo que se vio parecía estar abocado absolutamente al empate, limitando al equipo sólo a contener los avances locales, y apostando poquito y nada a dañarlo. Y miren que la misma Bombonera murmuraba cuando la última línea dejaba más dudas que certezas, y cada intervención de sus defensores era un “dejá vú” de un reciente gol en contra.
Sí, como cuando se fue Chiqui, hicimos negocio. Nos propusimos el empate, y si no fuera por la impericia de los jueces (y dos grandes salvadas de Lollo), algunas intervenciones de JuanCa y malas definiciones de los locales, se nos complicaba jodido. Es cierto también que la mayoría de las veces nos tienen que mojar la oreja para salir del letargo y activar para conseguir los tres puntos. Que reaccionamos mucho más que lo que accionamos para hacernos protagonistas en el juego, siendo en estas situaciones cuando realmente sacamos nuestra mejor versión de equipo.
Y frente a Boca no hubo ni una ni la otra, sino que archivamos otro partido más en el que no trascendimos como actor principal, ¿y van ya cuántos?
No se reprocha el resultado, ni que se hayan generado sólo dos chances en 90 minutos (flojo, ¿no?). Sino que todos sabemos que el equipo puede dar mucho más, y que a veces se diluyen los encuentros sin ni siquiera hacer una apuesta seria por el triunfo. Podemos justificar diciendo que era la Bombonera, que era Boca, que estaban Bianchi y Riquelme, pero no podemos decir que no era ganable. Las dudas, las fallas estuvieron ahí, sólo que no activamos del todo para forzarlos a equivocarse. No tuvimos ese deseo voraz de lastimarlos, esa ambición por el triunfo, esa actitud ganadora. Jugamos tan “a lo Belgrano” (como mal dicen muchos) que nos aferramos al libreto para nunca soltarlo en todo el cotejo.
Si a los hinchas del Celeste el resultado no nos importa. Si en Alberdi el Julio César Villagra siempre está lleno sea en la categoría que sea. “Si estamos en las buenas, y en las malas mucho más”. ¿Por qué se volvió tan importante no perder? ¿Por qué cuando la tranquilidad del promedio está asegurada, no damos ese zarpazo táctico para quedarnos con todo? Por esto mismo, ¿por qué no fogueamos los pibes que tienen nivel y pueden ser sin dudas los futuros titulares del próximo torneo?
¿O será que me equivoco, y cuando estábamos en la B el estadio no se llenaba? ¿O porque la categoría si le importa a mucha gente? ¿O porque en los tiempos en los que hoy corre el fútbol no hay nada más importante que el resultado? No lo niego, el marcador final es en el fútbol como el dinero en el amor: “no es todo, pero como ayuda”. Pero sepa estimado hincha, que la raíz del amor verdadero por los colores, por la institución, por el Gigante, por el trapo, por el aguante, por la camiseta, en fin por todo lo que rodea a nuestro querido Belgrano, no se funda en resultados, sino que nace en la pasión, y esta, no se compra con nada.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO PIRATA - @xBelgrano