NOVEDADES

23 abril 2013

APLAUDÍ (Y PUTEÁ POR DENTRO)


23 abril 2013

Hay que aplaudir. Si aprendimos algo con el paso del tiempo, es que no queda otra que aplaudir. Una mano en sentido horizontal mientras la otra, girada un cuarto de vuelta aproximadamente, se acerca con una celeridad pacífica. Una leve concavidad en cada palma finaliza en el choque entre ambas, y en ese sonido "¡clap!" que se repite una, y otra y otra vez... Aplaudí, varón. Aplaudí, que masticando bronca no vas a ningún lado. Aplaudí, que aunque esa mano siga revoloteando en tu bolsillo, afanándote, no podés desligarte de parte de la culpa que tenés por haber perdido tanta guita... Clap, clap, clap. 

No hay vuelta que darle, aplaudí porque la sonrisa no sale, y no va a salir. Ahí abajo ellos esperan. Varios toreros se merecen ese aplauso y un "muchas gracias muchachos". El de los guantes, si, el de la casaca de otro color... Si vos lo puteás, yo te escupo. No tenés vergüenza. ¿Que por él perdimos 2 puntos? ¿Qué estás diciendo? Por él ganamos tantos... Clap, clap, clap. 

Aplaudí viejo, aplaudí más fuerte. Si vos estás caliente, imaginate el "2" cómo estará, ¡imaginate! Y ni hablar del 5, del 8... Elegí el número que quieras. Tu calentura es una pizca de la que ese y aquel, y aquel otro sienten. Salen caminando del verde césped y te miran sin mirar. Se sienten culpables, y son culpables. Pero después de tanto que te dieron (o al menos intentaron darte), queda una única cosa por hacer. Clap, clap, clap. Siga y siga. Aplaudí.

Y cuando veas al rubio pasar cerca, rompete las manos. Hacelo sentir orgulloso de llevar la "7". Borrale por dos segundos el gesto de amargura. Hacete escuchar, sí ¡Aplaudí carajo! Que sienta que los huevos que puso valen aún más que ese pelotazo que Barovero no pudo robarle. Que por una vez no sea el imán de las críticas, que por una vez se sienta querido por el pueblo tombino.

La calentura está, y no podemos mirar para otro lado. Dos errores y la mala leche se postraron de nuestro lado, dejando que se nos escape esa mina que, en un principio, no hizo más que bailar a nuestro ritmo. Sonó el último pitazo y no hubo tiempo para nada más. El tablero lo marcaba clarito: 1-2. No hubo tiempo para más. Excepto, por supuesto, para aplaudir.... Y la procesión va por dentro. 

Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO TOMBA
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