Momento para reflexionar, momento para pensar, momento para meditar con calma, momento para parar la pelota y tratar de entender cómo llegamos hasta acá, dónde estamos parados y qué es lo que queremos de nosotros.
Dejando de lado nefastas presidencias que todos conocemos muy bien, apartándonos de directores técnicos mediocres sin capacidad, olvidándonos de jugadores flojísimos que la camiseta de Independiente le quedó grandísima, enorme; ha llegado el turno de mirar hacia adentro, observarse al espejo cada uno en su casa con la gloriosa camiseta roja puesta y preguntarse "¿quién soy?".
Desde hace algunos años a esta parte, el hincha ha perdido lo más importante y valioso que puede perder: la identidad. En el marco de una sociedad cada vez más nerviosa, apurada y violenta, borramos de nuestra memoria cómo somos, nuestras formas, lo que nos hizo uno de los clubes más grande del mundo, el verdadero Rey de Copas.
Contagiados por el exitismo reinante en cada esquina y en cada cancha, nos olvidamos de nuestras prioridades, de nuestras preferencias. Y ahí dejamos de ser el Club Atlético Independiente para ser cualquiera, así perdimos el prestigio y así cualquier equipito nos faltó el respeto en la cara y llegamos hasta este lugar, hasta pelear el descenso. Claro, desconocemos nuestro nombre y apellido.
Es como que vayas caminando por la calle y no sepas ni quién sos ni a dónde vas. Te vas a volver vulnerable, maniobrable, frágil y seguramente que tu destino no será muy positivo ni beneficioso.
Y así votamos cualquier cosa. Así bancamos a entrenadores que nada tenían que ver con nuestra filosofía. Así bancamos a cualquier burro que se ponía la roja y le dimos la espalda en la primera de cambio a pibes que surgían de nuestras entrañas.
Hoy estamos en un momento de tensa transición, aprovechemos para pensar. Tenemos al abismo demasiado cerca, entonces qué mejor que redefinirnos, redescubrirnos y apelar a nuestro ADN y a nuestros valores más profundos.
Esos principios de hombría, de protagonismo, de buen juego, de solidez, de hazañas, de grandeza, de prestigio... esos pequeños enormes sentimientos que solo los hinchas de Independiente conocemos y sentimos desde lo más profundo de nuestros corazones.
De esta manera, firmes y bien parados, podemos afrontar lo que venga. Poniendo el pecho.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO - @GastonIbarra
