Redondeando un gran partido, con unos primeros 36 minutos para colgarlos en un cuadro (momento que el penal errado les dio vida y envión anímico a los locales), Belgrano le estaba pegando un baile a domicilio al equipo del aún suertudo Martín Palermo. Generamos en ese período 6 situaciones claras, incluida la pena máxima, y haciendo prácticamente nulo el accionar de ataque de los mendocinos. Parados con otra actitud, decididamente más arriba en el terreno, ahogando la salida por abajo y forzando al pelotazo al “bodeguero”. A esto último, el Celeste no recurrió mucho, sino que inusitadamente trató la pelota más por el suelo, tocando en corto y desprendiendo constantemente a Quiroga (de gran partido) a los ataques.
Quedó bien claro que estos jugadores dan para más. Que a pesar que “muchos hinchas” piensan que no se puede jugar a otra cosa, lo que exhibió el equipo del ruso (quién acertó y sorprendió con este último planteo)en el cuyo argentino, distó de ese Belgrano conservador que sólo se plantaba para salir de contra con un bochazo lejano. Jugamos más al fútbol digamos, no sólo por las llegadas, sino porque en varias oportunidades se hicieron muy buenos manejos de pelota que no terminaron en remates, pero que constituyeron muestras de entendimiento entre los jugadores. Márquez cada vez mejor, Zapata que sabe de llevar los hilos del partido, Teté acompañando en el ataque, junto con Velázquez y Farré que siempre intentaron encontrar por abajo a los de la camiseta celeste, y un Melano que no está lúcido ni decide bien, pero que cuando corre da esa sensación de inalcanzable.
Es cierto que dejamos espacios, que Godoy nos pudo atacar y llegar hasta 3/4 con cierta facilidad y que los dejamos jugar más. Pero es parte del juego cuando se sale a ganar, constituye una apuesta más riesgosa, y en donde se hace indispensable una defensa como la que mostró Belgrano el sábado en la tierra del vino, que me sorprendió gratamente por la concentración que mantuvo durante todo el encuentro.
El único punto flojo, es la reiteración en las sustituciones. No generaron un cambio es pos del triunfo, sino más bien que significaron un enfriamiento del gran nivel con el que salimos en la complementaria. Sacar a Velázquez por Pittinari, así muevas a Zapata a la izquierda, es conservador, más cuando el pibe Bardín es el reemplazo más natural que hay en todo el plantel. Juan Martín es quien con su llegada a Belgrano, tapó a Tobías Figueroa (juvenil de muy similares características, pero con todo el futuro por delante), y juega sólo porque es un “refuerzo” y no ponerlo haría todavía más notoria esta contratación innecesaria. El partido pedía a un crack llamado Lucas Zelarrayan, pero por ahora, las inferiores de Belgrano sólo dan calor a la banca.
Nuestra próxima cita es frente a uno de nuestros hijos más bobos, el lunes 15. Es una semana “larga” para seguir afianzando está forma de juego que se demostró que tranquilamente puede llevarse a cabo, ¿saben por qué? Porque Zielinski no saca agua de las piedras, tiene un gran plantel. Porque disponemos de buen pie y “cerebros” que pueden hacer jugar al resto del equipo. Porque pararse más adelante es tan fácil como decidirlo y porque el huevo y la unión del grupo sobra a cagarse. No olvidar tampoco, que hay chicos con nivel para descocerla en primera, que esperan su chance y que pueden hacer que Belgrano todavía pueda más.
(dedicado exclusivamente a todos los que declaraban que el equipo no podía jugar a otra cosa)
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO PIRATA - @xBelgrano
