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11 abril 2013

EL PSICÓLOGO DEL BARÇA


11 abril 2013

Hola amigos de 1mtrA, aquí yo de nuevo, desde Europa. Sí, volví al viejo continente. No pregunten cómo conseguí volver a España, hay cosas de las que mejor no hablar. Por suerte ya me puedo sentar de nuevo, eso es lo importante. 

Me instalé de nuevo en Barcelona, a la espera de poder entrevistar a Lionel. Obvio que con esto de la lesión no me respondió, pero sospecho que ya me ubica, tenemos gente en común. En Rosario nos cortábamos el pelo en la misma peluquería, no con el mismo peluquero, pero en el mismo local, seguramente habremos usado la misma silla alguna vez. Como todavía no consigo comunicarme directamente con él, bueno, fui directo al asunto. Otra vez al entrenamiento. 

En prensa no hubo dramas cuando dije que venía a hacer una nota con Jordi Masip. Ni ellos sabían que el cuarto arquero se llamaba así. Confieso que tuve que buscar la cara en la web. El propio Masip no podía creer que alguien lo quisiera entrevistar. Yo le mentí un poco y le dije que lo seguía desde el Sabadell. Para qué, no saben cómo se excitó: me contó toda su carrera, desde sus inicios en el papi del Pamplona FC hasta cómo era el quincho que pensaba hacer en su casa con la guita que le tocaba si ganaban la Champions. La emoción del tipo era conmovedora. En un momento yo estaba un poco ansioso por ver si zafaba y encaraba a Lionel, entonces le tiré al loco si no era hora de que volviera a entrenar, que si no iba a perder terreno en la lucha por el puesto. El chabón se cagó de risa: “¿hombre, te parece que puedo pelear el puesto con esta barriga?”, se levantó la remera y me mostró un par de rollos importantes. “Es lo bueno de este trabajo, nadie repara en ti con tantas estrellas”. 

Ahí me pareció que era el momento para blanquearle mis intenciones, al fin y al cabo llevaba 3 horas escuchando las historias del gordo. Su respuesta me dejó pensando: “Es más probable que mañana me convoquen a la Selección Española a que tú consigas esa nota”. Me calenté y me tomé el palo, pero Masip corrió para alcanzarme. Me revelaría dónde estaba Lionel con la condición de que su nota saliera publicada en 1mtrA. Acá está, Jordi. Trato hecho. 

Lionel estaba en el consultorio del psicólogo, posiblemente para charlar sobre cómo sobrellevar la lesión. Pero lamentablemente llegué y estaba vacío. Ya que estaba me puse a curiosear y entre tantas cosas encontré los apuntes del doctor. Y vi cosas que no tienen desperdicio. 

Paciente Víctor Valdez: Fijación con la pérdida. Stress Post traumático. Sueña recurrentemente que tiene manos. Que sus manos pueden atrapar cualquier cosa, para luego dejarlas escapar. Lo puse frente al espejo pero no acepta la amputación: le muestro los muñones, pero él sigue viendo manos. 

Paciente Andrés Iniesta: Obsesionado con la imagen. Dice que su cara le impide ser más famoso. No sé qué problema tiene su cara, es como la de cualquier otro. En verdad no recuerdo bien su cara, pero es una cara normal, parecida a la del cajero que me atiende siempre en el Banco Santander de aquí cerca. 

Paciente Carles Puyol: Dice algo que no logro comprender, cuesta mucho prestarle atención, es tan feo que no se lo puede mirar. Mejor hacer diván. Con un biombo en el medio, si es posible. 

Paciente Xavi Hernández: Idealista. Sueña con un mundo en que los flashes también se lo lleven jugadores como él o su amigo Iniesta. Insiste con que lo grupal es más importante que lo individual, que en la cancha son 11. Quizás sea socialista. Secretamente desea llevarla como Messi, gambetear a 4 y salir goleador, pero su timidez y carácter sumiso le hacen bajar la cabeza y entregar la pelota. 

Paciente David Villa: Baja autoestima. No acepta ser el 9 y que el goleador sea otro. Dice que cualquiera podría jugar en su lugar. Averiguar por Maxi López, siempre da ese ejemplo. 

Paciente Leo Messi: un problema severo de ambición desmedida. Quiere salir campeón del mundo con la Selección Argentina. No teme a las comparaciones ni a los rivales. Teme que le vuelvan a poner compañeros como Jonás Gutierrez, Pozo o Garcé. Profundizar en Checho Batista, a veces se angustia recordando las charlas técnicas de ese señor. 

Paciente Javier Mascherano: llega exhausto, sin hablar, se tira en el diván y se duerme enseguida. “¡Capitán de ésta! ¡Yo más 10, las pelotas!”, suele gritar entre sueños. 

Paciente Gerard Piqué: Melancólico, romántico, soñador. Insiste con lo la colombiana. Que antes era la música, que después el embarazo, que ahora el nene. Se siente mal atendido. Ansioso. Mal. Las últimas semanas viene angustiado por el reencuentro con su ex, que juega en Francia. Teme no poder resistir la tentación de volver a estar con él, besarlo en plena cancha, pellizcarle la cola…". 

Había más apuntes, pero justo ingresó el terapeuta, que había salido para ir al baño. Me preguntó qué hacía ahí. Le empecé a contar pero el tipo me cortó enseguida: “Mira, cabrón, que yo por escuchar esas bobadas cobro mucho dinero”. Ahí de toque la corté, lo único que me falta en este laburo es poner guita. Hasta la próxima, gente.

ADELANTADO INTERNACIONAL

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