Sacrificio, lucha y humildad. Esas tres palabras me sirven para hacer una buena descripción de cómo deberá afrontar cada partido nuestro amado Aurinegro. Es que Olimpo no encuentra su mejor nivel, en momentos donde el campeonato empieza a definir para qué está cada equipo. El partido de esta tarde frente a Sarmiento es una final, ¿acaso no todos lo son?
El escenario revela que Olimpo está atravesando por el peor momento desde que arrancó la temporada, donde el equipo no logró conseguir resultados positivos frente a rivales directos en la pelea por ascender, ni sumar de a tres con uno de los peorcitos del certamen, sembrando incertidumbre en cuánto al nivel de juego expuesto. Es simple y claro. Para seguir alimentando la esperanza hay que salir a ganar en todas las chanchas, sacar chapa y demostrar por qué Olimpo merece volver a primera. Pero para eso hay que ser inteligentes y no caer en la desesperación. Un triunfo frente a Sarmiento nos devolvería la confianza y un empate no nos dejaría mal parados, siempre y cuando se tenga en claro el contexto y el desarrollo del partido.
Sería imprudente de mi parte decir que Olimpo perdió la identidad, esa que tanto le costó conseguir a Walter Perazzo. Podría ser imprudente también si digo que se perdió la solidez defensiva que llevó a nuestro Aurinegro a mantener el arco en cero en varias oportunidades. Hasta podría también pecar de ingenuo si digo que el medio campo ya no logra encontrar la dinámica a la que nos tienen acostumbrados. Estamos inmersos en un bajón futbolístico del cual se sale metiendo y luchando cada pelota como si fuera la última.
Es tiempo de dejar de lado las especulaciones, las probabilidades y los resultados ajenos, para seguir dedicándonos a nosotros mismos, seguir sumando sin mirar lo que pasa con los demás. A fin de cuentas de eso se trata, focalizar el objetivo mirando para adentro y tirando todos juntos para el mismo lado. Es momento de seguir poniéndose la camiseta, de seguir alentando como siempre lo vinimos haciendo, de sumar desde nuestro lugar de hincha para que Olimpo siga siendo cada día más grande.
Desde mi lugar no veo la hora de que llegue el partido frente a Sarmiento. Lo espero con ansias, para volver a alentar al equipo de mis amores. Ese mismo que nunca me dejó de lado, que nunca me defraudó y al cual nunca voy a dejar de querer y alentar. Por eso acá estoy, con la tres del “negro” Cheiles en la espalda, inflando el pecho de orgullo cada vez que hablo de mi equipo y esperando que pronto podamos volver a ese lugar del cual nunca nos deberíamos haber ido.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO AURINEGRO - @Aaurinegro
