20 DE MARZO DEL 2021. En horas de la mañana, Francisco I dio a conocer la noticia que conmocionó al mundo. La máxima figura de la Iglesia decidió renunciar al Papado luego de permanecer ocho años al frente del Vaticano. Hace una semana, el argentino había protagonizado un episodio no muy feliz cuando en un acto público recibió un chiste con respecto al presente de su querido San Lorenzo. Bergoglio, estresado y angustiado por la situación de su equipo, se quitó el solideo (pequeño casco que llevan en la cabeza los altos cargos eclesiásticos) y le retrucó al chistoso Cardenal por el micrófono: "¿Sabías que yo nací en Flores? ¿Sabés cuál es la diferencia entre Flores y Floresta? ¡ESTA!", levantando su sotana y agarrándose el miembro con una ira desconocida. Para la Iglesia esto fue inaceptable, ya que no está permitido quitarse el "casquito" en público.
El mal momento que atravesaba el Papa no era casual. Recordemos que desde que asumió allá por el 2013, Francisco dispuso todas las herramientas del aparato eclesiástico en pos de lograr su gran sueño: que San Lorenzo gane la Copa Libertadores. La exigencia fue devastadora para este hombre de tan avanzada edad. Fueron 3 finales perdidas que lo dejaron sin fuerzas para seguir luchando por un mundo mejor.
En el 2017, todo marchaba viento en popa. El equipo salía de memoria, los jugadores habían sido elegidos entre Pizzi y Bergoglio. La formación: Santillo, San Román, Kevin Cura, Monje, Papa; San Martín, Di María, Santa Cruz; Ángel, Lázzaro y Cristiano Ronaldo. El DT no se casaba con nadie, la comunión del plantel era excelente y la confirmación del buen momento se pudo ver en el bautismo copero, cuando le ganaron 4 a 0 a San Pablo. Lamentablemente, en la final los agarró el Santos. El equipo de Pelé había contratado a Veroncinho, un brujo carioca muy poderoso, conocido en el fútbol por vender su alma al mejor postor. La victoria quedó en manos de los brasileros.
En el 2018, la historia fue distinta. Con un equipo diezmado, San Lorenzo estaba quedando afuera de la fase de grupos, acumulaba tan sólo 5 puntos. El Papa, ni lerdo ni perezoso, utilizó uno de los poderes que Dios le confería para este tipo de situaciones: la multiplicación de los panes puntos y de los peces goles. Fue así que, ante un sinfín de infundadas críticas, el Ciclón clasificó primero en su grupo. El Presidente de la Escuela Argentina de Letras, Pablo Migliore, fue el encargado de aseverar que en el reglamento de la CONMEBOL, en el artículo 37 inciso D, escrito a mano, estaba contemplada dicha situación. Posteriormente, ese equipo llegaría a la final que perdería con la Universidad Católica. Juan Antonio Pizzi, tras ser crucificado por la prensa tras su segunda final perdida, fue despedido por la autoridad papal, quien rescindió su contrato al grito de "que Dios te lo pague".
En el 2020, la situación no era la mejor. Por un lado, Tinelli, principal inversor de San Lorenzo, presentó la quiebra y empezó a trabajar como comentarista de Fútbol Para Todos en reemplazo de Julio Ricardo. El simpático anciano había sido embalsamado en vida en el entretiempo de Excursionistas-Platense, por la primera ronda de la Copa Argentina "Patria o muerte", luego de quedarse tildado mirando un monitor. Por otro lado, el plantel se encontraba plagado de pibes promovidos por el Bambino Veira, flamante DT del conjunto de Boedo. El único refuerzo era Fabián Bordagaray, que había vuelto al club después de su préstamo número 44. A pesar de todo, ese equipo llegó a la final. El duelo decisivo fue contra Independiente de Avellaneda. El Diablo presentó su clásico tridente ofensivo y un equipo plagado de estrellas, como Satanás Páez, el Demonio Hauche, Israel Damonte, Ateo Gutiérrez. El partido estaba muy parejo hasta que el volante de San Lorenzo, Ponzio Pilatos, influenciado por Satanás Páez, se lavó las manos en un córner dejando a su marca libre y permitiendo que el Rojo convirtiera. El Ciclón, una vez más, volvía a a defraudar a su público.
Las consecuencias de esta cadena de fracasos fueron nefastas. Tras la última derrota, Viggo Mortensen, que se encontraba en plena entrega de los Oscar, decidió pegarse un corchazo en la cabeza. El Beto Acosta rompió el carnet de socio y puso un parripollo con Antonio Barijho en Ruta 8. El Pampa Biaggio perdió la fe, estudió portugués y ahora ocupa un cargo importante en la sede que tiene la Iglesia Universal en la zona del Abasto. El Pipi Romagnoli se sacó las caras de sus padres que tenía en el pecho y se tatuó el anticristo en todo el cuerpo. Y hoy nos desayunamos con la peor de todas las noticias, el Papa presentó la renuncia indeclinable y confesó que se va a dedicar a leer la Biblia en los pasillos del Subte A.
En el Vaticano ya suena el nombre del Cardenal Lombardi como el principal candidato para tomar las riendas de la Iglesia Católica y terminar de una vez con esta crisis. Su nombre sería Ricardo I y asumiría en las próximas horas.
ADELANTADO DEL TIEMPO
