EL BOCA COPA
Este equipo se viene pariendo desde el verano y hasta el momento sigue siendo un parto. Pero las cosas han cambiado, la criatura ya va tomando color. Los ajustes fueron muchos y hoy podríamos decir que, nombre más, nombre menos, el titular es Orión, Sosa, Pérez, Burdisso, Clemente, Erbes, Ribair, Erviti, Román, Martínez y Viatri. Pero no debemos olvidar que por esta alineación también desfilaron Caruzzo, Cellay, Albín, Ledesma, Acosta, Paredes y Silva.
En cuanto al juego, desde la llegada del 10 y la aparición de Erbes y Viatri en el 11 inicial, da la sensación que este Boca está un poco más armado, hay garantía de juego, la pelota va por abajo, el gol puede llegar en cualquier momento. Pero no dejan de preocupar los desacoples, las desatenciones, la ingenuidad y la torpeza del bloque defensivo; problema no menor y de difícil solución hasta el próximo libro de pases.
El paupérrimo nivel de Sosa y Pérez y la falta de recambio configuran el Talón de Aquiles de este Boca. Clemente por derecha, por qué no Rivero, Ribair de central, Magallán y la vuelta de Sánchez Miño para generar juego por un inestable Erviti, pueden ser cuestiones a considerar de acá en adelante.
EL BOCA CAMPEONATO
Este equipo alternativo, que mezcla algunos titulares con jugadores relegados, es decididamente malo. Claro está que, por las razones esgrimidas más arriba, uno no exige una plantilla que esté a la altura de la "titular", pero por lo menos sería bueno ver un equipo con ganas, que intente, que busque, que tenga hambre, que se haga cargo del partido. Nada de eso vemos los domingos.
El Boca Campeonato es timorato, austero, no tiene sorpresa, ni juego, ni solidez, ni nada. La presencia de Sosa, Pérez, Caruzzo, Ledesma y Silva son quizás algunas de las causas de ello. Sin dejar de aclarar que Bianchi tiene toda nuestra confianza y el apoyo es total y unánime, uno no puede dejar de marcar algunas cuestiones que lo colocan como responsable de este inofensivo Boca B. Si Sosa es impresentable, será cuestión de probar un pibe o darle una chance a Rivero cuando se recupere. Si Chiqui Pérez, de nefastas actuaciones, casi nos deja afuera de la Copa el jueves pasado, no debe ser titular el domingo, dale minutos a Magallán. Si Ribair puede ser una alternativa como central, por qué no probarlo en los partidos del campeonato. Si Ledesma viene jugando mal hace un año y no puede dar un pase a dos metros, habrá que volver a probar a Pol Fernández, crucificado por un par de malos partidos. Si Boca no tiene juego cuando no está Román, hay que darle la manija del equipo a Sánchez Miño. Si tenés un delantero que está acabado como Silva y en el banco hay un pibe que pide pista, ponelo a Blandi.
Y ojo que esto no lo digo yo, lo resume el propio Virrey cuando en su autocrítica dispara "no jugamos bien", "no hubo muchas llegadas", "no pudimos hacer daño", "pareciera que no estamos capacitados para marcar", "uno puede trabajar pelotas paradas, pero si el día del partido el jugador no está atento, se termina pagando", "no tenemos capacidad de desborde", "le dije a Blandi que va a tener oportunidades".
El Virrey está muy preocupado en lavarle la cara al Boca Copa y por el momento decidió dejar de lado el Boca Campeonato, que ahí está, destartalado y sin rumbo, a una decena de puntos atrás de Lanús en tan solo un puñado de fechas. No tenemos que olvidarnos que hay que sumar para entrar a la Libertadores del año que viene. El Virrey deberá ajustar las piezas, y nosotros, los hinchas, poner el pecho, como siempre, por nuestro amado Boca Juniors, porque podrá haber dos equipos pero el sentimiento es uno solo. ¡Vamos Boca carajo!
Por lo menos así lo siento yo.
El Boca Campeonato es timorato, austero, no tiene sorpresa, ni juego, ni solidez, ni nada. La presencia de Sosa, Pérez, Caruzzo, Ledesma y Silva son quizás algunas de las causas de ello. Sin dejar de aclarar que Bianchi tiene toda nuestra confianza y el apoyo es total y unánime, uno no puede dejar de marcar algunas cuestiones que lo colocan como responsable de este inofensivo Boca B. Si Sosa es impresentable, será cuestión de probar un pibe o darle una chance a Rivero cuando se recupere. Si Chiqui Pérez, de nefastas actuaciones, casi nos deja afuera de la Copa el jueves pasado, no debe ser titular el domingo, dale minutos a Magallán. Si Ribair puede ser una alternativa como central, por qué no probarlo en los partidos del campeonato. Si Ledesma viene jugando mal hace un año y no puede dar un pase a dos metros, habrá que volver a probar a Pol Fernández, crucificado por un par de malos partidos. Si Boca no tiene juego cuando no está Román, hay que darle la manija del equipo a Sánchez Miño. Si tenés un delantero que está acabado como Silva y en el banco hay un pibe que pide pista, ponelo a Blandi.
Y ojo que esto no lo digo yo, lo resume el propio Virrey cuando en su autocrítica dispara "no jugamos bien", "no hubo muchas llegadas", "no pudimos hacer daño", "pareciera que no estamos capacitados para marcar", "uno puede trabajar pelotas paradas, pero si el día del partido el jugador no está atento, se termina pagando", "no tenemos capacidad de desborde", "le dije a Blandi que va a tener oportunidades".
El Virrey está muy preocupado en lavarle la cara al Boca Copa y por el momento decidió dejar de lado el Boca Campeonato, que ahí está, destartalado y sin rumbo, a una decena de puntos atrás de Lanús en tan solo un puñado de fechas. No tenemos que olvidarnos que hay que sumar para entrar a la Libertadores del año que viene. El Virrey deberá ajustar las piezas, y nosotros, los hinchas, poner el pecho, como siempre, por nuestro amado Boca Juniors, porque podrá haber dos equipos pero el sentimiento es uno solo. ¡Vamos Boca carajo!
Por lo menos así lo siento yo.